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martes, 21 de octubre de 2014

Diario (68)

21 de octubre, 2014.

   Tiempo sin escribir. Llevo un par de semanas leyendo y sacando datos de algunos libros sobre fugaos (maquis) que me traje de Asturias. De hecho el sábado encargué otro por internet, que no sé cómo estará pero que al menos tiene la ventaja de ser barato (6 pavos). Veremos...

   Un par de ellos son de Gómez-Fouz: "La brigadilla" y una biografía de Bernabé, que no era precisamente "político" pero que dio mucha guerra. Es curioso porque Gómez-Fouz no es un académico ni un historiador convencional. Fue campeón de Europa de boxeo, eso sí, que mola más y puede que hasta sea más práctico, y durante años anduvo por ahí recopilando viejos recuerdos y recorriendo los pueblos y escenarios donde éstos se desarrollaron para reconstruirlos mejor y dejar constancia de ellos. Quien quiera saber lo que de verdad ocurría en los montes de Asturias en los años 40 no tiene más remedio que leer su obra, incluso hoy. Aunque por supuesto también hay otras. Resulta curioso pensar que todavía hay gente viva que vio todo aquello. Casi parecen historias de otro país, inconcebibles en la actualidad, y sin embargo sólo nos separan de ellas un par de generaciones. A veces la censura y el olvido forzado (nunca del todo efectivo) desdibujan la realidad de la que venimos de manera pasmosa, y de ahí que muchas veces las cuentas no cuadren, y no sólo las de Bankia.

   Hay que imaginar, por ejemplo, a unos mendas llamados los Caxigales. Caxigales porque así se llamaba la casona propiedad de su familia, una humilde quintana montañesa de esas con cuadra y hórreo. Los dos hermanos, Manolo y Aurelio, se piraron del Frente Norte cuando éste cayó, en el 37. A seguir con la lucha por su cuenta (Asturias estuvo declarada oficialmente "zona de guerra" hasta 1952). El 1º de mayo de 1939 un grupo de somatenes y falangistas capturaron a su padre y a su hermana en Ciaño, donde se habían ido a refugiar en casa de unos parientes, hartos ya de las constantes detenciones y palizas. Ese día también les curtieron con ganas, durante horas: "¿Dónde se esconden?", pero ninguno de los dos cantó. Los llevaron a un kilómetro de allí, a un lugar llamado la Zueca, donde les ejecutaron y abandonaron sus cuerpos como abono. Más tarde les enterraron tres mozos de algunas aldeas cercanas, entre ellos su tío (de Manolo y Aurelio) Antón. Prácticamente el resto de su familia fue detenida, torturada, enviados al campo de concentración de Figueras, fusilados... Ninguno les delató, y en algún momento se llegaron a ofrecer hasta 60.000 pesetas de la época por sus cabezas. Su prima Pilar, que ya no podía soportar más arrestos y vejaciones, se largó a pinrel a cruzar la frontera francesa, estando embarazada. Y así todo... Claro que tampoco es fácil contar el número de guardias civiles y miembros de "la contrapartida" que se llevaron por delante los Caxigales. Fueron unos cuantos, y sin pestañear. Un día el mayor, Manolo, iba paseando por Pola de Laviana y un sargento moro le paró para pedirle la documentación, la "papela con foto", como la llamaban ellos. En tres segundos le pegó un tiro allí mismo y rodeado de testigos, con una pachorra que los dejó a todos a cuadros. "Toma papela con foto, hijo de puta", dijo. Y se fue tan tranquilo; claro que a ver quién le daba el alto a ése visto lo visto. Los Castiellos, los maricos, Lisardo, Aladino, Bóger, Guerrero, los gitanos, Josepón, Bardial, Canor el de Santa Rosa, Luisón, el fugau con vaques... una lista que podría seguir durante un buen rato, porque los había a espuertas.

   Gómez-Fouz cuenta la historia, entre otras muchas, de uno que llegó a Francia. A su bola, sin consultar a la estructura. Uno del PCE en el exilio, al que no le hizo mucha gracia esa decisión tan espontánea, cuando lo tuvo en frente le preguntó: "¿Pero qué haces tú aquí?". El otro le dijo secamente: "Vengo a relevaros. Ahora os toca a vosotros ir al monte...". Por supuesto no supo qué responderle. Carrillo solicitó informes de acciones y nombres y se le dio lo primero, pero no lo segundo, a pesar de que insistió haciendo valer su flamante cargo. Santiaguito Santiaguito... ¿con quién cojones te crees que estás hablando? Algunos olían el tabaco a doce metros, y a los que se lavaban las manos todos los días para quitarse el barro desde más lejos incluso.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Diario (67)

1 de octubre, 2014.

   Derriban una estatua de Jordi Pujol. Bueno, la simbología está clara. Nada como derribar estatuas de los gobernantes caídos en desgracia - o del pedestal, vale - para vejar su labor y su memoria y hacer desaparecer definitivamente su rastro. Es ya un clásico. En su libro sobre el Sha de Persia, Ryszard Kapuscinski registraba la existencia de auténticos derribamonumentos allí. Profesionales de verdad quiero decir, con décadas de experiencia y que hasta habían mamado la profesión o lo que sea de sus padres. Algunos se quejaban, recuerdo, de lo mal que se habían tirado muchas de las estatuas durante la revolución islámica. "Las dejaban caer directamente sobre sus cabezas", protestaba un señor indignado por la alegría con que se habían hecho las cosas, así al azar y sin oficio. Pero bueno, yo creo que la de Jordi ha caído moderadamente bien. Se ve que hay ganas, afición incipiente. No aplastó a nadie que se sepa, y por lo que contaban no va a ser fácil repararla, si es que al final se hace. O sea que sin problemas. Faltó, si acaso, un punto de solemnidad, la rúbrica de masas vociferantes y tal. Tirar al Pujol cantando L'estaca habría sido como mínimo más divertido. Claro que no se puede pedir todo; después de muchísimos años tolerando toda la desvergüenza tolerable, y más, en este país estamos desentrenados, nos falta todavía algo de pericia y decisión para según qué cosas. Habrá que seguir trabajando.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Diario (66)

27 de septiembre, 2014.

   Parece que los Aznar barruntan marcharse a Nueva York, como los de Mecano, aunque en este caso la Botella y el Fundador son ellos. No lo sé, se murmura. Están hartos de que no se les escuche y de los cachondeos, y por supuesto del sindiós del rebaño popular, que parece que últimamente prefiere rebañar por su cuenta a seguir al pastor. Así que se las piran a la ciudad de los rascacielos, donde a buen seguro habrá mucho que rascar y consideran que encontrarán más comprensión, aunque no sé si mejor.

   Me los imagino ahí con sus maletines, el colchón enrollado y la amargura de quienes deben abandonar su tan querida patria para encontrar pastas más fértiles. Buscando trabajo él de ínclito estadista y ella de alcaldesa bilingüe, que allí en los USA se usan cada vez más, o de viajantes para vender creceeconomías mágicos de cara al público con su proverbial diligencia. Todo el mundo refiriéndose a ellos como los asnares, pidiéndoles recetas para burritos y quién sabe qué más desaguisados, porque tampoco es que allí tengan muy claro lo que debe de ser España; hasta Zapatero se aproxima más. En definitiva, una especie de mezcla entre El Padrino y Lo que el viento se llevó, con los mejores intérpretes. Sería un pecado verlo sin palomitas.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Diario (65)

26 de septiembre, 2014.

   Supongo que la política actual se parece bastante a la telequinesia, y en realidad cuando se ejercen se ponen caras muy semejantes. Esa expresión de voy a arreglar el país es idéntica a la de voy a desplazar un plato sin tocarlo, clavada, con la salvedad de que telequinésicamente hablando un país no es nada, y políticamente lo es todo. Los famosos salvapatrias son un poco como los tíos que doblan cucharas, y de hecho hasta sería un buen título para su show. Parece que están ahí muy concentrados, emitiendo poder, alterando el sistema cósmico con sus rayos o sus rollos, pero al final lo único que pasa, en el mejor de los casos, es que te inutilizan la cubertería o la cobertura sanitaria, depende. Y ni siquiera está demostrado que se ahorre energía o tiempo con ellos; y no digamos ya dinero...

   No negaré que si uno de esos asteroides distraídos fuese a impactar contra la Tierra la telequinesia podría ser útil. En una situación así o tienes una buena telequinesia o te jodes. O ante una glaciación, yo qué sé, para traer objetos del exterior sin tener que sufrir el frío o si te estás congelando en serio. Vale. ¿Pero la política actual? ¿De qué nos serviría? Intentarían recortar los glaciares, y de hecho creo que ya están en ello preventivamente, o convencer al meteorito de que le sale más rentable chocar en Andrómeda... Puestos a elegir, y desde un punto de vista puramente hipotético o hipotecario, la telequinesia mucho mejor, dónde va usted a parar. Por mucho que se parezcan, en la práctica tiene ventajas y genera mentes muy superiores.

 

jueves, 25 de septiembre de 2014

Diario (64)

25 de septiembre, 2014.

   La prensa se ceba con Rajoy, y con críticas más aceradas cuanto más a la derecha se acerca el marcador. Resulta extraño que sea su guardia pretoriana la que le apriete, y aunque imagino que no esperaba ovaciones por lo de la ley del aborto no sé si, más que en las madres católicas, no se estará cagando en las de los del departamento de demoscopia ahora mismo. Es evidente que, antes de cruzar semejante Rubicón y pronunciar su particular jalea acta est ("el jaleo está servido", o "la voy a liar parda" en algunas traducciones), debieron de mostrarle unas estadísticas muy tajantes. "O caes en pecado o en picado; tú verás Mariano", algo así; y con una flecha bien gorda apuntando directamente hacia el suelo para reforzar el argumento. Eso está claro. Lo que está por verse es si además de considerar las inclinaciones de sus votantes de centro, lo habrán hecho también con las de los autoproclamados decentes. Porque una cosa es perdonar la subida del iva o alguna que otra travesura atravesada, que aunque molestas para muchos no dejan de ser cuestiones de césar, y otra muy distinta metérsela doblada a sus fieles con las cuestiones de dios, al que también, y sin vaciles, hay que darle lo suyo. No sé si habrán tenido en cuenta este factor diferencial entre una traición y otra, me figuro que sí, porque de lo contrario alguien podría encontrarse con sorpresas muy desagradables en breves. Unas cuantas procesiones de las que van por fuera por ejemplo, o un proceso electoral muy jodido, con auténticos obisperos y reuniones clandestinas en las puertas del senado y los despachos de los filósofos afines o teólogos incluso. "¿Vosotros también, hijos míos?". No sería la primera vez.

   Se dice en los medios habitualmente marianos que no es una cuestión económica, sino de principios. Yo diría más: es una cuestión que atañe de manera directa a la identidad de la derecha, y a su entidad entendida como capacidad de ejercer el poder también. La reforma venía en el programa, y con lo que Manuel Fraga - igual de gallego pero más gallo - llamaba "mayoría natural", con ese epíteto tan del gusto de algunos para todo, aprobarla debería ser cosa hecha. Por principios, sí, pero también porque podemos, y más que los de la coleta. ¿O qué se ha creído usted, pedazo de ateo, estafador, calzonazos...? No hacerlo afecta a la propia legitimidad del proyecto como algo mínimamente moral y firme, cimentado más allá del ladrillo y las puertas giratorias, y de ahí que el pulso pueda terminar siendo más duro de lo que Rajoy espera o le han contado. No siempre las cifras frías y los gráficos aciertan, a veces hay variables que pasan desapercibidas y luego alteran de pronto toda la ecuación. Nunca he confiado en el elevado porcentaje de creyentes que se afirma que hay en este país, pero tampoco pienso que sean pocos, ni que pongan siempre la otra mejilla. No subestimes a los cristianos, oh Julio César.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Diario (63)

24 de septiembre, 2014.

   Leyendo Memorias de un anciano (1805-1834), de Antonio Alcalá Galiano. Una prosa pelín retorcida y grandilocuente, muy de la época, y con palabras como "aposxroiando" que te encuentras de cuando en cuando, y que no sabes si son erratas (porque la edición las tiene para exportar, como si no les importase) o qué. Aunque por lo demás es un libro de interés; recuerdos sin adulterar del joven Antonio (tío de Juan Valera) que participó directamente o como observador privilegiado en muchos de los acontecimientos de mayor trascendencia histórica y política de su época, empezando por la batalla de Trafalgar en su Cádiz natal, donde murió su padre.

   De ésta cuenta una anécdota curiosa de un guardia marina llamado N. Briones, al que un balazo le dejó un pie colgando, casi a punto de desprenderse del todo. Avisó a gritos a un compañero para que buscase socorro, y como el tipo al parecer no le prestó ni la atención médica requerida ni tan siquiera la mínima que dicta la buena educación en un caso así, lo que hizo fue arrancarse él mismo el pie y arrojárselo a la cara al fulano remolón, para que se enterase. La España de siempre, vamos. Organizar un baile en Madrid podía castigarse con el destierro, y había un sector de la población que creía firmemente que los mamelucos tenían rabo (en la parte posterior, se entiende). De los dragones no dice nada, pero cualquiera sabe. De quienes esperan con devoción a Fernando VII, cualquier cosa puede esperarse.

  Uno de los episodios más recordados de la vida del autor fue, precisamente, su discurso en las Cortes de Sevilla para conseguir que se declarase demente a semejante rey de manera oficial. Pirado estaba sin duda, a veces física y otras mentalmente, y su propia madre no tenía un concepto demasiado alto de él; claro que de ahí a tacharle de majareta patológico en público y en el parlamento encima hay una diferencia importante, y más considerando que, por lo visto, fue una intervención de lo más inesperada. La gente se quedó pasmada, tragando saliva algunos y otros en un silencio del que no sabían cómo salir de la impresión ("nadie siguió, ni hubo murmullo en las tribunas"). Aunque curiosamente al final se acordó lo más sensato, o sea, admitir la locura, y por una "mayoría crecida". En la práctica no sirvió de mucho, pero bueno... reír seguro que se rieron con los borbotones del Borbón. Hoy que los debates sobre el estado de la nación están de capa caída deberían promocionarse iniciativas así, para subir el share, o el xareu, que se dice en Asturias. Se oye mucho que los políticos de antes estaban mejor formados, y no hay duda de que sí. Y mejor informados también.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Diario (62)

22 de septiembre, 2014.

   En algunos medios ya han empezado a calificar de "política pop" las constantes apariciones televisivas de Pedro Sánchez. No se concreta si la expresión viene de sus semejanzas con la populista o la popular - que alguna diferencia habrá, supongo -  o bien por su empeño por seguir la tónica de los cuarenta principales; aunque he de decir que en este caso el símil no me desagrada. Comparar las diversas corrientes políticas con estilos musicales puede resultar muy ilustrativo, y ya si bajasen el volumen de los discursos y pusiesen directamente unos boleros bien agarraos sería la hostia. Todo ventajas.

   Lo malo es que, bien pensado, no iba a ser tan simple clasificar lo que tenemos en España en la actualidad. Los sencillos que nos ponen algunos ya no se sabe si son de ópera o de no te operes, de música siniestra o death metal o qué. En algunos aspectos las medidas del gobierno podrían entroncarse con el gregoriano, y sin duda con zarzuela. Son como un coro de frailes que no salen jamás del tono grave, ahí dando la nota sin parar, aunque de pronto se arrancan con escenas costumbristas a lo bestia o el "toreador" de la Carmen y todos dando palmas al mismo tiempo en el escaño, con lo que uno, encima de sin trabajo, se queda bastante descolocado. Por no hablar de algún eventual "¡que se jodan!" de fondo, que ya no se sabe si es para recordar su apoyo al orador o para imitar a La polla records. Dicen que los críticos hace tiempo que no las pasaban tan putas, y yo me lo creo, porque vamos... han inventado algo así como la copla punk. Liberalismo conservador me parece que lo llaman y todo. Tú sólo déjate llevar...

   Lo del PSOE también tiene tela. Cierto que cada vez tienden más al pop, con toques de rumberos o alegres derrumbadores, pero sin perder de vista su jazz de toda la vida. Saben que nadie rapea como Toni Cantó, y sin embargo se atreven a dar unas pinceladas de hip-hop hurra a su programa, asegurando que van a shamplear el desempleo pero sin usar los escraches. Algo así, no sé... muy bailable y voluble, como un cubata de cacique con zumo de mandarinas para no salir de la pista y siempre con las manos bien arriba. Sin el toque Bee gees de Vidal-Quadras ni el ritmo más setentero de sus inicios, pero manteniendo la esencia más básica del socialismo: socializar. Y si a partir de ahí se puede pinchar, pues cojonudo. ¿O a qué hemos venido a este garito si no? ¿A hablar de filosofía?   

   



viernes, 19 de septiembre de 2014

Diario (61)

19 de septiembre, 2014.

   Escocia vota no a su independencia. Me parece bien, tanto como que hubiese votado que sí. Ha sido un final de carrera tenso, muy ajustado, y el resultado final tampoco es que marque una diferencia notable entre las dos opciones. Aunque desde mi punto de vista en este tipo de consultas falta siempre una tercera vía que creo que debería incluirse en las papeletas: "me importa una mierda", con la solemne promesa de dejar de dar la chapa para siempre con el tema de las secesiones, sucesiones y demás patrioterismos de todo pelaje si ésta triunfa. Es la que yo habría elegido, y tengo para mí que también un alto porcentaje del electorado.

    Aquí, creo, el compromiso de dejar de dar la tabarra con la independencia de Cataluña o la unidad de España, por todos los medios y en todos, arrasaría en las urnas en mi humilde opinión. Un telediario sin amenazas de desobediencia civil, el súbito empobrecimiento de los súbditos o incluso un conflicto armado en caso de, obtendría sin duda un apoyo aplastante, pero es una tendencia que ni siquiera se contempla cuando se trata el asunto. Debería formarse el partido Melasuda, con un programa bien concreto, tanto que su propio nombre sería una descripción precisa del mismo. En caso de ganar, cualquier bandarra que hablase de banderas en el prensa obtendría una ejemplar sanción, y multas los tumultos, desfiles o cualquier apología ilógica. Durante cuatro años al menos estarían prohibidas las declaraciones públicas de amor sacrificado al terruño, bajo la acusación de tierrorismo, así como reñir por reinos, las desviaciones histéricas de lo histórico o la incitación al imperio, que sería castigada con la pena de sujetar un globo inflado durante veinticuatro horas al día evitando en todo momento su explotación. Las alusiones desaforadas a tribus serían inmediatamente puestas a disposición de un tribunal, y sólo se podría hablar del estatuto navarro con un polvorón en la boca y haciendo una mención previa y bien clara de su capital. Por favor...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Mis tiranos favoritos (25)

EL GENERAL QUEIPO DE LLANO.

   En julio de 1936 se produce en España una cruzada para salvar a la patria de comunistas, ateos, maricones y demás chusma, según algunos autores. Había que santificar el suelo de la patria, que cristalizase de nuevo el cristianismo, y para eso nada mejor que poner a un sádico sexual al frente de una emisora de radio; es, sin debate, lo que atrae más clientela devota. Las emisiones del general Queipo de Llano eran de alto voltaje. Hay quien sostiene que le pusieron varias estrellas en la charretera porque los dos rombos se quedaban cortos. Pedía violaciones masivas deleitándose, con tal regodeo en las sugerencias y descripciones que hasta los de su propio bando tuvieron que censurar algunas de las locuciones, por aquello del qué dirán los nazis. "¿General Mola?". "Sí... pero mola más Capitán General... ¿Qué cojones pasa?". "Es Queipo de Llano, señor... Ha vuelto a perder los papeles". "¡Menos mal! Pues dígale a la tropa que hay pena de paredón para el que los encuentre, que últimamente hasta el canijo se está poniendo rojo".

   En su Hoja de Servicios constaba que era indisciplinado, díscolo y difícil de ser mandado. No sé si en el ejército se considerarán virtudes, aunque desde luego en una ETT como anoten algo así estás jodido. Se apuntaba como un caza a todos los pronunciamientos que se producían, que en la época no eran pocos, y podía pasar de monárquico de toda la vida a republicano, y de ahí a no se sabe muy bien qué, sin pestañear, como quien en lugar de su tónica vital cambia la del cubata. Pero en fin... a nadie le resultaron sospechosos semejantes bandazos, y salvo un breve exilio por un golpe fallido y un impasse con los primos de Rivera (que por cierto tenía más que San Luis hijos, y con peor mala hostia) siguió ascendiendo y llegó a ostentar los más altos grados militares. Aunque su vocación, sin duda, era la de orador.

   El 15 de agosto (1936) unos cuantos cruzados mágicos se reúnen en Sevilla para conmemorar la festividad de la Virgen de los Reyes, y ya de paso cambiar formalmente de bandera. Estaban Franco, Millán Astray y toda la tropa... y por supuesto no podía faltar Queipo de Llano, que ya que estaba allí destinado en lo universal no quiso perder la ocasión de pronunciar un sentido discurso. Se remontó a la Antigua Roma y sus pendones, cosa que ya empezó a alarmar al personal, porque con lo bocazas y desbocado al mismo tiempo que era la cosa podía acabar perfectamente en una orgía bárbara. También habló de Egipto, no se sabe muy bien a cuento de qué, porque la Faraona no había triunfado aún; supongo que para justificar las ventajas de la estructura piramidal y tal. Pero vamos, que la cháchara fue infame, gastó más ardor que un mechero del chino. Se piraba con la verborrea al pasado y al futuro, mientras los presentes se aguantaban el bostezo y hasta las ganas de desertar cagando leches, porque menudo ñu. En un momento dado se puso a hacer su particular interpretación del color morado de la bandera republicana, como si fuese Rimbaud - o Rambó en su caso. Una especie de teoría cromático-freudiana que tenía más tela que la susodicha enseña. Y es que hablaba así, ojo, y si no la enseñó fue de milagro. Suerte que la República tuvo el buen criterio de no añadir una franja violeta, porque se pone a analizar esa palabra este pistón con pistolón y se va a forzar a la cabra de la legión después. Con el verano en Sevilla y ese apasionamiento suyo vaya sudores... Aunque al final estuvo comedido teniendo en cuenta su repertorio habitual. Simplemente llegó a la conclusión de que el morado significaba "inmoralidad". ¡Toma etimología fina!

   Hace un par de años, celebrando el aniversario del glorioso alzamiento, Ruíz Gallardón tuvo el buen criterio de renovar el marquesado de Queipo de Llano, para que no se perdiese un legado tan ilustre. Luego dicen que en este país no hay memoria histórica. ¡Y una polla no la hay! Lo que pasa es que se acuerdan de unas cosas y de otras no... Si bien Queipo de Llano es conocido, sobre todo, por su contestación a José Valdés Guzmán, encargado de la represión en Granada, cuando éste le comunicó que habían detenido a Federico García Lorca. "Dale café, mucho café". Así es nuestro Ministro de Justicia, y yo diría que nuestra justicia en general. O en generales más bien.



martes, 16 de septiembre de 2014

Diario (60)

16 de septiembre, 2014.

   Parece que hay serias posibilidades de que la reforma de la Ley del Aborto se quede en el cajón, o en un auténtico descojone. Después de dar la matraca con el derecho a la vida del cigoto y el genocidio silencioso de millones y millones de células, por lo visto la estrategia política marca otra cosa, y resulta que si hay algo sagrado es el poder. Quienes afirmaban desde su escaño que se estaban exterminando seres humanos no sé qué dirán ahora, cuando tengan que tragarse ellos la papilla a cucharadas. Ahí se verá si todos esos principios insobornables de los que tanto alardeaban son ciertos o simplemente otro camelo más. Si en verdad se creían lo que estaban defendiendo con tanto arrojo o no era más que una táctica para contentar a cierto sector de votantes y mantener así sus privilegios. Me muero de curiosidad.

   Personalmente no tengo muy clara mi posición con respecto al aborto. Es un tema sobre el que no me suelo pronunciar porque me genera muchas dudas, y en el que creo que hay que hilar muy fino. En principio soy favorable a una ley de plazos sensata, a que la madre pueda decidir siempre y cuando lo haga antes de que se haya llegado a un determinado nivel de desarrollo del feto, en cuyo caso ya me resulta más problemático posicionarme. En este punto estoy, aunque no es un tema que me resulte agradable ni sencillo, como supongo que a nadie le sucede, salvo a los que están radicalmente en contra en cualquier supuesto y ven así de fácil la solución. La ley más restrictiva de Europa en las últimas décadas fue seguramente la que se aprobó en Rumanía durante los años de Ceaucescu. El aborto allí era un delito gravísimo, penado si mal no recuerdo con diez años de cárcel como mínimo, y con controles ginecológicos exhaustivos a todas las mujeres para comprobar que no se hacía ninguno de manera clandestina o incluso casera. Las consecuencias fueron espantosas, como es sabido. La población empezó a multiplicarse a lo bestia y al final no había manera de mantener a las nuevas criaturas. A la mayoría se les produjo un sufrimiento que más valdría haber evitado, sin duda. Pero claro, quizá es que como eran comunistas no contaban con la inestimable ayuda de dios para proveer. No lo sé. Aquí por lo pronto tampoco parece que se esté enrollando mucho. Algunos ya cifran la pobreza infantil en dos millones, y aun los hay que reivindican los otros dos millones que faltan según sus cálculos, para mayor gloria. Creo que llegados a este punto habría que determinar si "la vida" es sólo llorar y cagarse de miedo, o si hay otros factores que influyen en semejante estado, como la capacidad de recibir alimento y cuidados, la dignidad, el libre y sano desarrollo... Todo esto me parece una reforma más necesaria y hasta imperiosa que la planteada, una condición sine qua non, pero curiosamente es algo que raras veces se aborda y que incluso se tacha de "demagogia" en muchos casos por los más pro vida del chiringuito. Para mi gusto es esa hipocresía lo que los hace poco creíbles así en general, y con las excepciones que seguro existen, aunque ahora habrá una ocasión estupenda para comprobar si sus más acalorados defensores públicos anteponen tales valores a los bursátiles o si todo era un farol para iluminados, y en el fondo les importa un huevo.

 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Diario (59)

11 de septiembre, 2014.

   Desde hace unas semanas, puede que meses, nos alertan cada vez con más intensidad del peligro yihadista. Un numeroso grupo de tarados severos, cuchillo en mano, andan a degüello por Iraq, ejecutando chiíes por centenares, algún periodista norteamericano en el prime time y en general a cualquiera que no sea de la parroquia. Aún recuerdo cuando Bush Jr., Blair y Aznar se reunieron para asegurarnos que se iba a democratizar la zona, esgrimiendo su conocida competencia profesional como estadistas y algunas otras jurídicas que se atribuyeron por su cuenta. Con semejantes cerebros al frente de la pacificación resulta incomprensible que las cosas hayan salido tan mal - de la peor manera posible, vamos. Por no hablar de que se anuncia a bomba y platillo volante una nueva guerra, intervención, control de la insurgencia, cruzada mágica o como se le quiera llamar esta vez al engendro. Con un nobel del buen rollo dirigiendo los ataques sabe dios... Paz y circo o algo así.

   Las crisis económicas acostumbran a traer guerras. Como los niños un pan debajo del brazo, pero al revés. Se venden pepinos que da gusto, y como además se gastan rápido pues hay que reponer con urgencia. Así liquidas los stocks a la par que terroristas, un chollo, y convences de paso al personal de que las armas son formidables, una industria siempre pujante y necesaria. Lo que mejor garantiza nuestra seguridad en todos los aspectos. Personalmente estaba casi convencido de que esta vez se combatiría contra Boko Haram, la caterva de aquel aventado nigeriano que salía en un vídeo puesto hasta la bola de medicamentos humanitarios. No sé, daba esa impresión, pero últimamente parece que se ha olvidado el tema y que hay un nuevo grupo mucho más cruel y molesto: Isis. Otros lunáticos o medialunáticos como para ir a las olimpiadas, que además parece que están pidiendo a gritos que los arrasen. Claro, como no ven la tele occidental no saben que los EEUU siempre ganan las batallas y que tienen en la actualidad el ejército más poderoso del mundo, con drones fulminantes y la hostia, porque de saberlo - pienso - quizá harían lo suyo con un poco más de discreción, sin dar tantísimo la nota. No digo por caballerosidad, sino para salvar el pellejo más que nada, que ya les están diciendo a las claras que los van a aniquilar y parece que no se dan por aludidos. Siguen ahí con el twitter, provocando a lo bestia, mandando vídeos espantosos para cabrear bien a los marines y que entren a saco a por ellos, con todo el apoyo internacional encima. De verdad que cuesta entender tanta estupidez estratégica. Casi parece que les asesora el trío de las Azores.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Diario (58)

6 de septiembre, 2014.

   Cerca de 60.000 árabes (o gente que habla en ese idioma) se hacen seguidores de Rajoy en Twitter. Y luego dicen que es la persona anteriormente conocida como Rey (el símbolo de la transición) la que tiene numerosos amigos en la zona. Según el Partido Popular se trata de un ataque organizado, muy probablemente por fundamentalistas de los que quieren recuperar Al-Ándalus. Tiene sentido: últimamente don Mariano habla mucho de semejante recuperación, dando todas las claves y proyectos de altura que la harán posible. Aunque quizá, visto lo visto, sería conveniente un poco más de discreción por su parte, para evitar malentendidos. Cambiar los eslóganes, o al menos concretar un poco mejor a qué clase de recuperación se refiere. En circunstancias normales el término se entiende bien, claro que las circunstancias normales son a España lo que el clavicordio al atún, y no digamos ya si son beduinos de la duna los que interpretan el mensaje, con el traductor de Google encima. Menudo pollo. Fijo que la mitad por lo menos creían que era un llamamiento a la yihad. Es éso o que alguien le haya puesto clandestinamente un anuncio en la sección de contactos de alguna revista gay.

Diario (57)

   5 de septiembre, 2014.

   La semana pasada terminé de leer "El dinero", de Zola. El título es bastante elocuente: trata de chanchullos financieros, de la especulación y sus letras de pago y letrinas de pega. Está, además, inspirado en un hecho real: el hundimiento de la Unión Générale, una casa de crédito de corta pero intensa duración, creada en 1875 y quebrada en 1882 después de cuatro años de ascensos ininterrumpidos en su cotización. En principio pretendía ser un banco católico sólido y con poder económico suficiente para competir con la sempiterna banca judía, y durante un tiempo casi lo consigue, aunque desde luego no todo era trigo limpio - en realidad nada - y aquel becerro de oro acabó yéndose a pique y arrastrando consigo a la Bolsa de París cuando se descubrió que el precio de las acciones estaba más inflado que el globo de Miguel Ángel Rodríguez.

   Zola tenía un ojo clínico, y hasta cínico a veces. Miraba la realidad como un cirujano que va a operar en ella, con paciencia y sin apenas concesiones, y de ahí que sus libros no sólo sean un fiel reflejo de lo que pasaba entonces, sino casi casi de la actualidad. En "La taberna" hizo un estudio brillante sobre la dipsomanía y la personalidad de un alcohólico mucho antes de que la medicina se ocupase siquiera del asunto. Sin copiar de ningún manual, vamos, sólo de personajes y acontecimientos cotidianos que analizaba con su fina mirada y un cerebro bien amueblado. Fue, sin duda, uno de los grandes del XIX, y si acaso la única crítica posible, si es que lo es, fue la que le hizo Pla, otro observador contundente: "lo malo del naturalismo es que es verdad". (La cita es de memoria, puede que dijese "lo peor del naturalismo" o algo así).

   El retrato de los capitalistas y sus tenderetes de ficción parece casi fotográfico. No falta ni el periódico allegado. El protagonista, Saccard, es una de las primeras cosas que hace cuando decide dar el pelotazo: comprarse un pequeño diario ultracatólico para reflotarlo y que le sirva como arma ofensiva o bien de pantalla para sus espejismos. Lo que hoy se llama "generar opinión", y en román paladino "comer la bola". Si se estudiasen las fuentes de financiación de la mayoría de las gacetas ("urraquillas", siguiendo la etimología de Unamuno) creo que se llegaría a la conclusión de que las noticias las siguen pagando en última instancia, y con insistencia, individuos o corporaciones del mismo pelaje. No pienso que sea ningún secreto a estas alturas; la opción es ésa o que en la Facultad de Periodismo pongan tripis en la máquina de café. Ahora los telediarios y demás ya son directamente como una teletienda, donde se anuncian pasarelas, espás, saraos o la última moda en misiles de largo alcance, demostrando su eficacia con imágenes exclusivas. Y en la sección de economía, por supuesto, las mejores tendencias; bueno, las únicas en realidad. Las más inteligentes, claro que sí, hasta que de pronto aparecen las quiebras y las crisis súbitas y los doctores con cara de pez abisal avisando a toro pasado del cataclismo y ofreciendo de paso sus fórmulas contra la depresión, financiera o psicológica. Como si acabase de suceder lo nunca visto...


lunes, 16 de junio de 2014

Diario (56)

16 de junio, 2014.

   En "Tatuaje" Pepe Carvalho utiliza un Quijote para encender la chimenea. Califica al querido personaje de idiota, y luego calcula que con los demás libros que tiene en casa le puede alcanzar para unos diez años de fuego. Capítulos antes ya había reducido a cenizas uno de Laín Entralgo, uno de esas inmortales logomaquias sobre España. Algo muy comprensible en el fondo (la incineración quiero decir), si bien en el caso del hidalgo es sin duda mucho más impactante y se queda uno como helado mientras arde, sin saber muy bien qué pensar de esa alegoría o alegato o lo que sea. En realidad no hay discriminación, es un acto puramente pragmático más que emocional. El detective ya no parece encontrarle más utilidad a los libros que la de calentarle, y no precisamente el corazón. Aunque, eso sí, a todos les da la puntilla antes de entregarlos a las llamas, los despacha con algún exabrupto atinado y hasta divertido; sin odio pero con bastante mala leche por así decirlo. Más que algunas obras en particular parece que está quemando una forma de entenderlas, de sacralizarlas, recordando que en la vida existen elementos mucho más esenciales que la literatura, como el fuego por ejemplo. Como un refugio bien aclimatado y cómodo cuando anochece.

   De hecho, después de muchas vueltas y consideraciones, parece que toda la verdadera inteligencia humana tiende a esa simplicidad un poco desencantada y un poco no; a esa especie de conformismo animal y sencillo con la naturaleza que ya predicaban los filósofos antiguos como único medio de alcanzar un razonable bienestar. Sin aspavientos ni grandes teorías, sólo como un gato que se lame sobre la mesa, que es su propia unidad de destino en lo universal sin necesidad de recurrir a grandes nociones de nación y demás zarandajas. No hay más búsqueda que la de seguir vivo en toda la extensión de la palabra, que la de no estropear la armonía del mundo con nuestros merengues y pijadas para mejorarlo - porque no es él quien necesita mejorar, ojo, sino nosotros dejar de joderlo. Hay que quemar la idea de que nuestra sabiduría va más allá de esos límites, de que puede hacerlo, antes de que los auténticos quemados seamos nosotros y no precisamente de un modo metafórico. Cervantes fue un pobre hombre comido por el hambre y las desgracias, un hombre lo bastante valiente, tenaz y talentoso como para convertir su dolor en una joya hermosa y una seria advertencia... Pero estoy seguro de que él mismo estaba convencido de que poco más se podía hacer, y más todavía de que en muchas noches frías de miseria o cautiverio soñaba con tener un buen montón de ilustres novelas de caballería y encontrar el eslabón perdido, junto con la yesca y el perdernal.

jueves, 12 de junio de 2014

Diario (55)

12 de junio, 2014.

   Hay el baile de cifras de rigor, pero parece claro que entre un millón y medio y dos millones de niños no comen decentemente en este país. Hace unos años este dato así en frío habría llevado a cualquiera a pensar en críos obesos por encima de la media, atiborrándose de gominolas y bollería industrial en lugar de hacer una dieta sana, aunque a día de hoy nadie con más de dos neuronas duda que el problema no son "los chuches", sino la incapacidad de sus familias para darles tres comidas completas al día, o dos, o una... según. De sus familias y de los gestores o gastores más bien de este país, que con todo ese afán que tienen por pagar deudas disparatadas parece que se olvidan de la más importante, de la única con la que hasta las bestias más feroces cumplen a rajatabla y sin dudarlo un segundo: alimentar a sus cachorros. Al precio que sea, cueste lo que cueste. Y si a las alimañas de Alemania o a los lobos de Wall Street no les gusta pues a la mierda. Pero con los canijos no te metas que te muerdo.

   Estos días se ha oído a varios presidentes autonómicos decir que es absurdo abrir los comedores escolares en verano. Uno que negaba tener un ático de lujo negando ahora la desnutrición en un sentido estricto, médico, como si fuese el puto Doctor No, y los otros con el argumento de que hacerlo sería visibilizar en exceso a los chavales. Hasta el crucifijo que pusieron en la pared parece estar diciendo aquello de dejad que los niños se acerquen a mí, coño. Como me tenga que quitar los clavos y bajar yo mismo a repartir la hostia otra vez os voy a meter una a vosotros con la mano abierta que vais a flipar. Pero los hay que confunden la santidad con los estigmas; que si pudiesen multiplicar peces lo harían para forrarse montando una industria de conservas, alegando que son conservadores. Ni ante lo más básico son capaces de trazar una línea y comprender que cruzarla ya no es política desde ningún punto de vista, que es sencillamente indecencia, degradación, basura. Darles de comer a los mocosos no es opinable, lo haces y punto, y te callas la boca. ¿Que hay que abrir la escuela en agosto? Pues se abre. ¿Que vienen a colarse renacuajos de otro distrito? Pues se ponen más cubiertos para cubrir... Y si no está presupuestado pues hacéis un calendario posando en pelotas en el escaño para venderlo en Bruselas, me la suda, o vais al curro o lo que sea que tengáis en patinete, payasos. Me aterra pensar que el nivel de degeneración sea ya tal que ésto se someta a debate, a las declaraciones y chácharas de la fauna peor. Porque hasta los depredadores de la selva tienen un colmo además de los consabidos colmillos. Hasta el simio más empantanado se columpia menos con sus crías... ¿O no?

miércoles, 11 de junio de 2014

Diario (54)

11 de junio, 2014.

   Recién levantado, todavía con el café por la mitad y el pitillo inaugural apagado en la boca, entro en el facebook y lo primero que me encuentro, afortunadamente, es un poema de Robinson Jeffers: "La tumba de Shakespeare". No sé si es un poeta poco conocido en España, la verdad es que no hago ese tipo de estadísticas, pero desde luego poco editado sí, porque hasta donde yo sé las obras que circulan - y no mucho - son latinoamericanas; local sólo he oído mencionar una de Agustí Bartra de la que no he podido encontrar ni el título, aparte de que el señor falleció en 1982, o sea que seguramente fue anterior o muy anterior a esa fecha. Yo tengo una antología publicada en México, que encontré de petaca en una librería de segunda mano y que grapé en seguida, como si fuese el Inspector Gadget accionando instintivamente su brazo con pinzas. Entonces ya tenía fundadas sospechas de que no era un libro fácil de encontrar; de los que no sé si se podrían catalogar como rarezas pero sí como escasos, inusuales incluso en librerías con una buena sección de poesía. Es algo que me parece bastante extraño. Para empezar, y sobre todo, porque el tipo era un gran escritor, y relativamente célebre además. En la década de los treinta alcanzó cierta notoriedad y hasta fama por lo que sé, que si bien decreció por sus posiciones contrarias a la guerra y la típica omertá de la camorra del dominical, no desapareció del todo. El flamante Nobel Czeslaw Milosz nada menos le escribió un poema, y el leidísimo Bukowski le citó en alguna ocasión como uno de sus poetas de referencia (cosa que casi justificaría una tirada teniendo en cuenta la proyección entre miles de lectores que tiene el cabronazo de Chinaski, con una influencia capaz de resucitar editorialmente a Fante por ejemplo, creo que con excelentes resultados de venta).

   Últimamente Miguel Merino (traductor de William Carlos Williams y Hubert Selby entre otros) cuelga con regularidad, y de regalo, poemas suyos en facebook, y tengo entendido que prepara un trabajo serio para publicar su poesía aquí, en España quiero decir. No me parece, ni mucho menos, una idea kamikaze; cierto que el verso no tiene mucha salida comercial, pero alguna hay, y en este caso no hablamos de un autor novato o "por descubrir", sino de uno consolidado y con solidez más que suficiente para merecer una reedición en condiciones. Pienso además que su obra es eso que ha dado en llamarse muy actual, en el sentido de accesible, de moverse en unos códigos lingüísticos y enfoques que podrían perfectamente haber sido perpetrados ayer mismo. Pasaría por un autor contemporáneo, y en algún sentido supongo que lo es, como todos los buenos desde Homero, aunque a veces el estilo y la retórica de su tiempo oscurezcan a algunos. Pero en este caso no, y sería una noticia agradable que sus libros volviesen a salir a la luz. Sin duda mucho mejor que las que uno se suele encontrar en general durante el desayuno.

martes, 10 de junio de 2014

Diario (53)

10 de junio, 2014.

   Siguen con la matraca de la fecha y el decorado de la coronación. Claro, como es algo ¡histórico!, dicho así con admiración, pues hay que machacar al personal: mire, por ahí viene la historia en un blanco alazán. ¿No la ve? Alguien dijo, creo que fue Borges, que la Historia con mayúsculas es pudorosa, que los acontecimientos con verdadero peso no se muestran hasta tiempo después de que hayan sucedido, y que cantarlos por anticipado suele ser un error, un exceso de soberbia. Todas las previsiones, finales de trayecto y demás aventuras premonitorias o perentorias siempre admiten matices, por no decir que son esencialmente falsas y artificiosas, y ya el tiempo se encarga de poner cada cosa en su sitio, que para eso está. Es en el fondo su único fin. Aunque existen también otras interpretaciones. Un amigo me decía una vez que si él fuese la Historia seguramente se avergonzaría de sí mismo, que también sería pudoroso en ese sentido. Es un detalle que se le pasó al argentino, pero que quizá no hace más que confirmar su teoría, o su adjetivo, y que desde luego también me sirve... Sólo hay que mirarla a la pobre, ahí con las mejillas coloradas que ya no se sabe si es rubor o sangre lo que tiene en el rostro y violentándose a la menor ocasión. Siempre tan tímida como temida.

   Pero en fin, al menos he podido conocer a un personaje fenomenal: Carlos Javier II. El candidato carlista - directamente al trono puesto que como es sabido no hay elecciones. Un montón de preguntas surgen al verle, la más importante de todas es quizá saber quién coño fue Carlos Javier I. Porque éstos, a diferencia de la Historia, no se cortan un pelo, han sustituido el moflete rojo por una boina nada menos, y por ahí se pasean tratando de hacernos entender que Fernando VII se equivocó una barbaridad, como si no lo supiésemos ya a estas alturas (porque pudorosa sí lo es, pero gilipollas no). Reclamándole, por así decirlo, al tiempo sus desaguisados, sus terribles confusiones sucesorias, y tirando una y otra vez del árbol genealógico como si fuesen rameras, desde La Haya para más inri. Su irrupción está siendo lo más divertido de todo. Pedir en pleno siglo XXI un duelo a muerte, una justa entre aspirantes, quizá sería exagerado, pero estaría bien algún tipo de prueba para señalar al futuro monarca. Los "troncos locos" o algo así, algo de humor amarillo. Clavar un espadón en Gibraltar y el que consiga sacarlo y traérselo de vuelta gana, conquista el peñón y a la peña. "¿Me puede ayudar Lanzarote?". "¡Claro que sí! Y además si lo consigues a la primera te llevas también un sillón con orejas de oro...". No sé, yo no le veo más que ventajas, aunque supongo que al final les iba a dar cierto pudor hacerlo. Después de todo son personajes históricos.

lunes, 9 de junio de 2014

Diario (52)

9 de junio, 2014.

   Leyendo "Archipiélago gulag", de Aleksandr Solzhenitsyn. Básicamente un ensayo-libro de recuerdos que escribió sobre las abominaciones arbitrarias de Stalin, que fueron numerosas y que el autor sufrió en su propia carne.  Es un libro crudo, espantoso por lo que narra - desde las grandes deportaciones a las torturas cotidianas descritas con detalle - pero con auténticos filones de belleza también y reflexiones de altura. Trasciende la mera crónica de los horrores y hasta el esfuerzo por rescatar la verdadera intrahistoria, más allá de los ampulosos movimientos de ajedrez político, de una época oscura - insistentemente silenciada entonces, y hoy remozada hasta la saciedad, incluso en horario infantil - y se mete en descubrimientos líricos, universales y de una refrescante sensatez a pesar de los lógicos arranques contra el régimen, que después de todo le había jodido la vida, y mucho. Solzhenitsyn fue un comunista practicante, un diamante de la primera generación soviética que llegó incluso a alcanzar el grado de capitán del ejército rojo en primera línea de combate. Con una carrera más que prometedora, sus dudas sobre el rumbo que estaba tomando la revolución, expresadas en diversas cartas privadas a un amigo y sus bitácoras de escritor a lápiz, le valieron la expulsión deshonrosa y un pasaporte automático a prisión, donde además del menú típico y de tipos llegó a conocer profundamente los entresijos del temido "artículo 58", por el que hasta Epi y Blas habrían resultado culpables de terrorismo y alta traición, y de un código penal que, en realidad, nadie había visto nunca; que él mismo no pudo tener en sus manos hasta que muchos años después, ya derogado, encontró un viejo ejemplar en un tenderete con volúmenes casi descompuestos. Con todos estos ingredientes, y muchos otros - la peripecia de los "vlasovistas" no tiene desperdicio, o su relato de cómo cuarenta y cinco mil cosacos fueron cínicamente desarmados y luego masacrados por el ejército británico para complacer a sus aliados de la U.R.S.S, etc. - reconstruye con paciencia y excelente oficio (en 1970 recibiría el Premio Nobel por el conjunto de su obra) lo que él llama las riadas que acabarían formando ese particular y terrorífico archipiélago. En sus propias palabras:

   "Como es natural, los que accionaban la manivela de esa picadora de carne en 1937, por ejemplo, ya no son jóvenes, tendrán de cincuenta a ochenta años. Han pasado la mejor época de su vida y no han conocido la pobreza, sino la abundancia y la comodidad. Por eso ya no se les puede aplicar un desquite equivalente, ya es demasiado tarde. Pero seamos magnánimos, está bien, no los fusilemos, no los atiborremos de agua salada, no los cubramos de piojos, no los embridemos con "la golondrina", no los tengamos de pie toda una semana sin dormir, no los golpeemos con las botas ni con porras de goma, no les oprimamos el cráneo con un aro de hierro, no los empotremos en una celda como si fueran maletas unas encima de otras, ¡no hagamos nada de lo que hicieron ellos! ¡Pero ante nuestro país y ante nuestros hijos tengamos la obligación de encontrarlos y juzgarlos a todos! Juzguemos no tanto a ellos como a sus crímenes. Logremos que cada uno de ellos diga por lo menos en voz alta:

- Sí, soy un verdugo y un asesino.

   Y si esto se pronuncia en nuestro país tan sólo un cuarto de millón de veces (para no estar por debajo, en proporción con Alemania Occidental), ¿no sería ya bastante? 

   En pleno siglo XX no podemos seguir ya durante decenios sin distinguir entre atrocidades juzgables ante un tribunal y un "pasado" que no conviene "remover".

   ¡Debemos condenar públicamente la idea misma de que unos hombres puedan ejercer la violencia contra otros! Cuando silenciamos el vicio metiéndolo en el cuerpo para que no asome al exterior, lo estamos sembrando y acabará por brotar miles de veces más en el futuro. Si no castigamos, si ni siquiera censuramos a quien cometió el mal, estamos haciendo algo más que velar la vejez de un miserable, estamos privando a las nuevas generaciones de todo fundamento de justicia. Así crecen los "indiferentes", y no por culpa de una "débil labor educativa". Los jóvenes asimilan que la vileza nunca se castiga en la tierra, y que, al contrario, siempre aporta bienestar.

   ¡Qué desasosiego, qué horror, vivir en semejante país!".

   Pues sí... la memoria histórica es una necesidad universal, no una simple necedad. Muchos, incluso los anti estalinistas más furibundos y convencidos de la tele, deberían tomar nota... Aunque sea a lápiz.  

miércoles, 4 de junio de 2014

Diario (51)

4 de junio, 2014.

   Ese consenso del 78 del que tanto hablan parece el típico vino añejo y muy caro. Si te preguntan qué quieres tomar, no se te ocurra decir que un congreso, que suena a demasiado peleón, a combinado rojo; pide por si acaso un consenso del 78 y quedarás como un señor. Es poco clarete, agridulce, tirando a pastoso. Deja un poco el regusto de la mala uva que tenían los militares entonces, pero en cambio resulta ideal para el régimen y personas de constitución débil. Quienes lo acataron (cada vez quedan menos) dicen por los generales que es formidable, un caldo con solera o al menos consolador. Se toma templado y va muy bien para las tertulias y saraos. Si la fiesta de la democracia ya no es lo que era: consenso del 78. Si quieres salir a copar los cargos públicos, o reducir los judiciales: consenso del 78. Si quieres estar sembrado en el senado: consenso del 78. Para esos electores indecisos: consenso del 78...
 

martes, 3 de junio de 2014

Diario (50)

3 de junio, 2014.

   Cuando se habla del Rey de España ya no se añade la fórmula "por la gracia de dios". No sé si es que la corte ha perdido su gala, como decía Góngora, o el todopoderoso su sentido del humor, como muchos sospechamos, pero lo cierto es que la coletilla ya no se lleva - cosa que, por otro lado, se han encargado de recordarnos últimamente muchos columnistas estirados. No es de extrañar. Si el llamado derecho natural crea problemas teóricos, no digamos ya invocar al divino, que no sólo es menos sólido, sino directamente un callejón sin salida. Así que a lo que se apela por lo común es a su campechanía, que no deja de ser también una especie de gracia, aunque en el fondo mucho más pedestre y desangelada. Parece como que no se marca demasiado la diferencia entre un monologuista y un monarca.

   Existe, en esta línea, una suerte de manía por modernizar cada vez más la institución. Con Juan Carlos I fue un mantra que repitieron hasta el delirio todas las criaturas duchas en enjabonar, y ahora con Felipe VI yo creo que se va a convertir como mínimo en un hashtag de esos. Cualquier día harán un scratch (no confundir con escrache, que sé en qué país vivo) cuando suene el himno, y el lugar del tradicional "¡Viva España!" gritarán "¡Hip-hop hurra!" o cualquiera sabe... Puede incluso que alguna infanta se anime a rapear en lugar de reparar, improvisando co, y nos llame toyacos y cosas así.

  No sé si me gusta esta tendencia. Soy el clásico gilipollas que prefiere las misas en latín, aunque lo suspendiese en el instituto, y que no aprobaría un centro comercial en el Partenón. Si, como ha quedado claro, la presencia de un rey no tiene nada que ver con los designios inescrutables del señor, ni menos aún con los escrutinios de votos, queda sólo la tradición como argumento, la majestad de las formas antiguas, y en ese sentido reformar sus esencias es como negarlas. Por no hablar del pésimo gusto que suelen tener al hacerlo. Miedo me produce su concepto de dar algo por cool.

  Un rey no es un mero terrateniente, es un terracapitángeneral. Con muchos más galones y megalomanía. Y ya que, por lo que parece, no van a dejarnos opinar sobre si lo queremos o no, al menos que no cambien la corona de siempre por una gorra de NY y nos permitan tener una familia real impecable, solemne y en su sitio; de las que respetan la pompa secular y no se cuelan en la burbuja. Ya que por lo que parece no se puede rechistar, pues eso, joder, que no hagan chistes tampoco...

   

lunes, 2 de junio de 2014

Diario (49)

2 de junio, 2014.

   Nueva visita al Registro Civil. En el viaje en metro nos acompañaba una abollada vociferando por todo el vagón sus opiniones sobre los políticos, o cantando extrañas canciones sobre Don Quijote, según. Su mente funcionaba a intervalos irregulares. En estos tiempos no me parece verosímil que alguien pueda volverse majara leyendo viejas novelas de caballería, entre otras cosas porque apenas se venden, o sólo en esas ediciones eruditas que casi nadie compra; aunque con la prensa no sé yo... a más de uno se le escucha a veces repetir lo que pone allí, copiosos por decirlo con suavidad y con una exactitud matemática además, sin saltarse un punto. Bien pensado es un fenómeno bastante semejante. Se informa de cuál es la actitud y sobre todo la opinión correcta que debe de tener un genuino caballero y acto seguido toda la pila de andantes la reproducen de manera textual a la menor ocasión: en las charlas de oficina, en las cafeterías y sobremesas, viajando en los transportes públicos...  Muchas veces escuchas a un tertuliano soltar un argumento por la noche y al día siguiente te encuentras ochenta émulos reproduciéndolo con una precisión pasmosa, de carrerilla, levantando el índice como si fuese una lanza amenazadora para luchar contra los mismos molinos o ser los más molones. Haciendo aspavientos y todo, con unas ventoleras de miedo y tengo para mí que convencidos de ser unos expertos en la materia. Dispuestos a desfacer el entuerto que toque o enfrentarse en singular combate con cualquiera que ponga en duda sus razones. Regodeándose en el asunto como auténticas regaderas, vamos.

   Nada más español que el quijotismo, eso está claro. La mítica envida quizá, aunque ésta no deja de ser otra aspiración mimética, otro anhelo, más degenerado y verdoso si se quiere, de ser como. El español quiere ser como: como un caballero, como un europeo, como una marca comercial... Y tiene mecanismos para interiorizarlo del todo, para creérselo hasta la esquizofrenia. Sin filtros, como los antiguos celtas; lo escucha o lo lee y pasa de inmediato a formar parte de su imaginario, de sus visiones y sobre todo sus misiones. En todo este deliro imitativo está, por supuesto, el español que quiere ser como un español: el ejemplar posiblemente más rebuscado y patológico. Hay hasta libros escritos sobre el tema, pero no de psiquiatría, sino de españolidad para neófitos, para españoles que aún no lo son lo suficiente y quieren progresar, alcanzar cotas mayores o ponerse ya la cota de malla en el nivel superior y salir a enderezar los desaguisados de la fantasía... Orgullosos y valientes en su rocín flaco.

viernes, 30 de mayo de 2014

Diario (48)

30 de mayo, 2014.

   Mañana en el Registro Civil. Llegamos un cuarto de hora antes de la apertura, para agilizar en lo posible los trámites, aunque la cola ya es considerable. Casi a nuestra altura dos municipales hablan con un tipo de bandolera al hombro; comprueban con desgana un cargamento de folletos que lleva. Bueno, un registro civil, al menos en este caso ya lo advierte el cartel. Después de un par de minutos examinando las octavillas uno de los agentes chasquea la lengua con fastidio, suelta un pequeño suspiro de resignación y le autoriza: "Está bien... Pero no grite mucho, por favor...".  El menda se mosquea ligeramente, subiendo un poco el volumen de la charla: "¡Yo nunca grito!". Se nota que tiene un potente chorro de voz, de tenor al que te gustaría detener, y de hecho se pone a pegar berridos en cuanto el coche patrulla desaparece: "¡¡¡SANAAA!!!... ¡¡¡SALVAAA!!!... ¡¡¡EL CASTIGO DEL PECADO ES LA MUERTEEE!!!...". Así, una y otra vez,  recorriendo a voces toda la fila siempre con el mismo mantra, como si fuese un disco rayado. Va repartiendo los papeles, y a quienes los rechazamos nos mira con una especie de furia bíblica, como si quisiese fulminarnos con un rayo carbonizador el cabronazo. Y venga de nuevo: "¡¡¡SANAAA!!!... ¡¡¡SALVAAA!!!...", taladrándonos a todos con sus alaridos. En la puerta del Registro Civil, insisto, antes de la hora de apertura... Como si estuviésemos en Gomorra o acabase de fumársela toda el fulano.

   A continuación pasa otro más discreto, entregando esta vez publicidad de préstamos inmediatos. Desde cierto punto de vista parece un orden lógico: pídele primero el dinero a Jesús, y si te falla al usurero. Todo legal, no lo dudo, aunque hay veces que tiene uno la sensación de que hay cientos, miles de personas cada día intentando estafarte a la jeta, tratando de que aceptes no sé qué compromisos para sacarte hasta el alma, y ante los que técnicamente no se puede ni rechistar, porque estarías ofendiendo su libertad religiosa o empresarial o su honor o lo que sea... Es un poco alucinante. Sobre todo los que van con traje y tal y pretenden a toda costa que firmes un papel. Muy solícitos, unos soles los tíos, pero como te descuides se te meten hasta la cocina, invaden tu puta casa y como pillen sola a la abuela le tangan los ahorros, la pensión y lo que dé de sí el producto financiero, con dos cojones. Y están entrenados para hacerlo encima; reciben cursillos donde les enseñan a sorberle la chola al personal y toda clase de tácticas para conseguir que cedan aunque no lo deseen, para ir conduciéndoles a su terreno si ven a la presa indecisa o, sobre todo, desprevenida y moldeable. Es así, nadie lo duda y todo el mundo lo ha experimentado, pero resulta que ésta es la libertad más sagrada que existe a día de hoy: la de engañar con falsas promesas, la de manipular, la de timar la pasta si se hace con la identificación pertinente, buenos modales y sin armar demasiado escándalo. O la única, al menos, que yo he visto respetar a la policía sin excepciones, a cualquier hora y en cualquier lugar o circunstancia. Tragando vaciles y hasta saliva.

martes, 27 de mayo de 2014

Diario (47)

28 de mayo, 2014.

   Hace tiempo me contaron la historia (real) de una mina en Quirós. Era la época en que se trabajaba a destajo, cobrando por horas, y sólo el capataz usaba reloj. Ocurrió que uno de los mineros, que debía de tener algunos duros ahorrados, pudo permitirse hacer una escapada a Oviedo (entonces era un viaje largo y no había demasiados días libres) y se compró uno de esos de cadena que hoy son prácticamente material arqueológico, pero que por aquellos días eran el colmo de la modernidad. Lo que vino después es casi previsible: con otro reloj para contrastar, se dieron cuenta de que el patrón les estafaba con el tiempo, cosa que seguramente se olían pero que hasta ese momento no habían podido calcular con la misma precisión. Y no porque fuesen más tontos, claro está, sino porque carecían de la herramienta necesaria. Desde los sacerdotes pirados de las pirámides, y puede que mucho antes, siempre ha sido en realidad la misma historia.

   La trampa es hacer creer a la gente que sólo una determinada casta posee los mecanismos para medir y hacer las previsiones correctas. Ya sean calendarios para las cosechas o un máster en análisis de mercados el terror es siempre que esa casta o los dioses a los que representa se enfaden por nuestras infundadas exigencias de justicia y nos dejen a merced del caos, de la escasez más absoluta. Hay que consentirles, porque de lo contrario padeceremos su ira, cambiarán los ciclos de la luna o el capital de las inversiones se esfumará a las islas secretas de los caimanes para no volver jamás. ¡Cuidado con lo que hacéis! Muchos diarios ya lo están advirtiendo, fulanos con su cucurucho estrellado en la cabeza o su birrete de licenciado en economía: no toquéis la estructura que os hemos otorgado porque de lo contrario todo se derrumbará y sufriréis la miseria. Confiad en la superioridad intelectual de Cañete y compañías. Ellos os traerán lo nunca visto: el contrato laboral por horas y un hechicero con maracas de coco (qué miedo) incluido en el seguro.

   El poder no es otra cosa que poseer las claves para sembrar el pánico. Sin ese interruptor en sus manos es seguro que ninguno de nuestros actuales gobernantes estaría donde está. Pero tienen esa baza, y por supuesto la juegan, cada día oímos amenazas de lo que pasaría si tomásemos las riendas y sobre todo si se las quitásemos a ellos. Nadie con dos dedos de frente duda de su mediocridad y de que sus fines jamás son diferentes, si acaso y como mucho diferidos. Aunque lo triste es que en gran medida funciona. Como un reloj.



lunes, 26 de mayo de 2014

Diario (46)

27 de mayo, 2014.

   La irrupción electoral de Podemos ha sido un hecho de lo más refrescante para quienes, como yo, gustamos de partirnos el nabo con la prensa del régimen. Las historias exóticas de proetas y porretas ya empezaban a saturar, la verdad, a perder su chispa inicial, y se hacía necesario un nuevo enfoque, una nueva visión, para amenizar las porras del desayuno y suavizar los efectos de las del ministerio. Las fuerzas bolivarianas rodeando la casa de Floriano ha sido una creación meritoria, como para recrearse, imaginativa y con grandes dosis de acción y quién sabe qué más. Auguro, seguro, segundas y terceras partiduras, donde sin duda se abundará en la conexión venezolana y puede que hasta aparezcan sorpresas insólitas. ¿Un envío clandestino para vestir a los gruesos de la horda de chándal tal vez? Todo es posible.

   El periodista subvencionado por las grandes compañías es criatura experta en lamer cuando procede, pero ojo, también un feroz mordedor cuando le dan la orden. Tan pronto pondera la burbuja del ladrillo como se lía a ladridos con los merodeadores de la casa decente, y si está desencadenado puede hasta ser peligroso (cuando le caen babas por la comisura o las instrucciones del comisario, malo). Normalmente salen a cazar en grupos de cuatro o cinco. Les gusta hacer manadas con los de su especie o cualquier cosa que se parezca. Y si enganchan una presa, la que su empresa señale, no paran hasta destriparla; husmean y revuelven en las bolsas de basura o hasta en contenedores ardiendo si hace falta con tal de acorralarla y que salga de la rotativa alguna teoría torera, carnaza y casquería para todos. Tal es su naturaleza, pero quizá no hay que odiarles por ello, sino simplemente verlos como lo que son: unos pobres animales. A veces, también, tienen una mirada tierna; si se le quita el sonido a la tele la cosa mejora notablemente y hasta puede uno sentir lástima de verles ahí atados y gesticulando con sus corbatas al cuello. No te irrites con los periodistas del régimen, sonríe, y arrójales alguna chuchería para que mastiquen despacio mientras sigues tu camino... verás qué contentos se ponen. Piensa que, en el fondo, todos estamos hechos de la misma pasta... Aunque también es verdad que a unos les dan más que a otros. Las cosas como son.

sábado, 24 de mayo de 2014

Diario (45)

24 de mayo, 2014.

   Escucho a mi tío elucubrar sobre los piescos, voz frutal asturiana al parecer de origen latino (pomum persicum), pero que, bien pensada, no sólo conduciría a Roma - como todos los caminos - al comerlos, sino incluso más lejos: quizás a Alejandro y sus andanzas por allí, al primer contacto de nuestros ancestros culturales con ese placer para el gusto, convertido después en una hermosa y recia palabra que todavía hoy sobrevive a su modo y condensa en un nombre todos estos códigos semiocultos. Algo así como la magdalena de Proust pero a lo bestia, vamos. Y ésto es sólo lo que más o menos podría descifrar un filólogo, claro, porque quedan aún el experto en botánica, en nutrición, el labrador y el que carga las cajas en el camión o recuerda su textura en un texto a propósito de una piel... Todo el abanico de enfoques y vida en realidad. Un piescu contiene como un pequeño planeta en su interior, y hasta en sus bordes, una maravilla de sabor y diez mil del saber que siempre, inevitablemente, se nos escapan. Tanta poesía que quien piense que algún día podría desaparecer es sencillamente porque no sabe de lo que habla. Ni lo que dice.

lunes, 19 de mayo de 2014

Diario (44)

19 de mayo, 2014.

   Barcelona es, para empezar, una ciudad práctica, de un urbanismo sensato. Tampoco es que en tres días me haya dado tiempo a conocer mucho, la zona con mar por ejemplo ni siquiera llegué a verla, pero la sensación de haber sido hecha con inteligencia, para burgueses espabilados y con cierta fantasía, con querencia a la virguería modernista y al rincón con encanto, es más fuerte que en el resto de las que conozco. Además, abundan las librerías. Creo que nunca había visto tantas y tan bien presentadas, cosa que dice bastante. Justo frente al hotel, al cruzar la calle, ya había una de segunda mano; un local pequeño y de barato pero gestionado con esmero, con un buen gusto evidente tanto en el orden como en la elección de títulos y precios. Por tres euros podían encontrarse ediciones prácticamente descatalogadas y en buen estado, desde Lytton a los títulos menos célebres de Graham Greene en colecciones desaparecidas, y sin la habitual basura descompuesta amontonada por las esquinas, deshojándose al cogerla. En muchos lugares que yo me sé llevar un negocio así podría resultar muy grato pero desde luego nada rentable, y sin embargo allí lo era, o al menos lo parecía por el número de clientes y personal clasificando y atendiendo (dos en un comercio, repito, muy reducido). Y no era nada excepcional, por todas partes se notaba que el negocio del papel impreso daba sus buenas rentas, o que al menos las cubría con dignidad a primeros de mes. Viendo la calidad y profusión de tiendas del ramo chirriaba un poco esa imagen de bárbaros descentrados y descentralizados, lanzando constantes espumarajos de odio, que suele darse del grueso de los catalanes en los medios. Así a primera vista daban la impresión de ser un pueblo bastante inclinado a la lectura, no sé... Pensarlo me hizo recordar una eminente villa castellana, inmortalizada por un clásico del Siglo de Oro, en la que no pude encontrar ninguna librería por más vueltas que dí, hasta que me confirmaron que, en efecto, no las había, ni un miserable quiosco con bestsélers en un trasto rotatorio. Sólo más capillas por barba que en el Vaticano y una descomunal plaza de toros - con un excelente cartel para la corrida, eso sí, muy colorido... Quiero decir que seguramente las cosas no siempre hay que verlas en blanco y negro, que hay también otros matices en los que fijarse antes de empezar a hacer sangre y sacar el gallo orgullo a dar el paseíllo. Que aunque defectos gordos los tenemos todos, y bien claro está a estas alturas, lo que conviene tratar de imitar y usar si acaso para crecernos son las virtudes...

    Otra cosa que me llamó la atención fueron una serie de placas conmemorativas que nos encontramos por varias calles. Señalaban asesinatos, gente a la que habían tiroteado en esos lugares. La primera justo en la fachada de la librería donde Ana presentó su libro, dedicada a Francesc Layret, al que dieron pasaporte, y no precisamente el que él habría deseado, en 1920. Pistoleros del Sindicato Libre de la patronal por lo visto. Pero la más curiosa fue la del anarquista Salvador Seguí Rubinat, el "noi del sucre", al que se cargaron sicarios de la misma organización que a Francesc (muy activa en lo suyo al parecer) en 1923. Digo curiosa porque, según nos explicó Orihuela, apenas unos meses antes había publicado una novela, "Escuela de rebeldía" si mal no recuerdo, en la que el protagonista moría del mismo modo y en el mismo lugar del Raval. O sea, premonitoria a más no poder. Quizá hasta se eligió el sitio del atentado adrede y resulta que el Sindicato Libre de marras tenía su lado poético a pesar de lo que se esforzaban en disimularlo. No lo sé, pero desde luego es llamativo, otro más de esa multitud de episodios históricos que parecen sacados de una película y de los que, sin embargo, nunca se habla, ni siquiera como hechos chocantes. Pero que también es verdad que, después de décadas de silencio sepulcral, todavía perviven a su modo, como bichos diminutos y tozudos que pican de vez en cuando en la piel. Muy difíciles de matar.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Diario (43)

14 de mayo, 2014.

   Estos días hemos visto las películas, o más bien documentales, sobre la tribu de los Panero. Yo ya había visto "El desencanto" hace años, aunque la recordaba sólo vagamente, algunas boutades más o menos simpáticas de Leopoldo María; de la otra en cambio ni siquiera había oído hablar. Yo diría que con el tiempo han perdido - en especial la primera, la más legendaria - buena parte de la enjundia y el fuelle que tuvieron en su época. Hoy en día no resultan ni tan escandalosas ni tan significativas, y aunque la interpretación histórica que se les puede dar supongo que no ha cambiado - todo aquello del fin de raza y en consecuencia del franquismo más rancio, culturalmente al menos - no es menos cierto que, quizá por eso mismo, a un espectador nacido a partir de los ochenta podrían perfectamente parecerle unas crónicas marcianas sin un adecuado manual de instrucciones. La saga de los Porretas... en el caso, claro, de que hubiese oído alguna vez semejante nombre también.  

   Por un lado, después de cuatro décadas prodigiosas, la dictadura se vende cada día más como una especie de abuelismo muy soportable, con su rigor pero sin mortis. España era la finca de Francisco, un tipo de Ferrol con bigotillo y voz aflautada y susurrante que no creía en las novedades, ni siquiera en la bomba H, que decía a los periódicos extranjeros que se podía imitar con dinamita, pero por lo demás muy discreto y un señor como dios manda - y casi lo mismo - que nos liberó a todos del terror que trataba de imponer la mayoría de los votantes en un glorioso movimiento como de ajedrez; sacrificando peones, vale, pero volviendo a dejar a salvo al rey para que la patria ganase la partida. Así que en fin... no se entiende del todo qué podían significar aquellos tipos pimplando sin parar y hablando a toda leche del fracaso y la locura, en el mejor de los casos. ¿Que además de mantecados también hay unos buenos cebollones en Astorga? Como máximo resultan divertidos, aunque simbólicamente no se sabe muy bien qué representan. Los vástagos notas y desnortados de un señor con estatua, en blanco y negro. 

   Por otro, ese tipo de estética del hundimiento ya está más que superada. Tuvo su momento, pero los momentos son efímeros por definición. Lo que perdura si acaso son los monumentos. En la segunda parte se ven las secuelas de todo el tinglado: Juan Luis autoexiliado en el Ampurdán, con un punto terrorífico y otro de ginebra; Michi, el más centrado y gracioso de los tres, y el único que no se dedica a la literatura, deambulando por el caserón desordenado de sus recuerdos; y Leopoldo María, que bueno... parece que acaba de asaltar la farmacia del manicomio, y suelta poco más que desvaríos cuando consigue vocalizar... La única controversia parece ser cómo deshacerse de la madre muerta sin pagar un duro; si tirándola donde caiga, pasando de ella o resucitándola de un morreo. Aparte de algunos fogonazos de humor en la cuerda floja, sobre todo en las descripciones y puntillas del menor, todo resulta bastante sórdido y triste, si bien ellos son los primeros en admitirlo. Tres personas de un elevadísimo nivel cultural, casi podría decirse que privilegiado teniendo en cuenta la época y el entorno en que se educaron, sumidos en las neblinas de la angustia y sin saber cómo salir, dando incluso por sentado que no es posible hacerlo. Me recordaron una frase de Herzen: "la vida me ha enseñado a pensar, pero el pensamiento no me ha enseñado a vivir", que, fuera ya de las interpretaciones históricas o sociológicas del clan, creo que es la conclusión última de todo este cuento, de este país en cualquiera de sus épocas: que es siempre incapaz de ser medianamente feliz o estar siquiera un poco tranquilo y en paz... Que francamente (o no) más que un pedazo de tierra parece Saturno, el que devora a sus hijos.

martes, 13 de mayo de 2014

Fragmentos de un poema de W.H. Auden.

LOS ACTORES SECUNDARIOS, SOTTO VOCE

(...)

   ALONSO

Querido hijo, cuando las calurosas multitudes griten,
asciende a tu trono con aire majestuoso,
pero no olvides las aguas donde los peces
ven descender cetros sin deseo
de tocarlos; siéntate regio y erguido,
pero imagina las arenas donde una corona
tiene la misma consideración que un sofá
desvencijado o una estatua mutilada:
recuerda, mientras resuenan las campanas y el cañón,
la fría profundidad que no tiene envidia,
el reino superficial y quemado por el sol
donde un rey es un objeto.

No esperes ayuda de los demás, pues ¿quién hablará
cuerdamente con los príncipes o quién mencionará
al escorpión en los discursos oficiales
mientras desvelan un Progreso de granito
con un niño de la mano y un ramo
de lirios? En sus Zoológicos Reales, el
tiburón y el pulpo son discretamente
omitidos; los relojes sincronizados siguen adelante
dentro de sus dominios: más allá siguen estando
los fondos oceánicos donde no se celebran
conciertos para abonados, la desierta planicie
donde para el almuerzo no hay nada.

(...)

De modo que, si sales adelante, sospecha
de las mañanas luminosas en las que tu corazón silba
de contento. Eres amado; nunca habías visto
el puerto tan tranquilo, el parque tan verde,
tantas palomas bien alimentadas
encima de cúpulas y arcos triunfales,
tantas fulanas y esbeltas damas
junto a los canales. Recuerda, cuando
tu situación te parezca un hogar permanente
para maravillosas criaturas y grandes hombres,
cuántas desgracias y convulsiones conmovieron a Roma,
a Ecbatana, a Babilonia.

Qué pequeño el espacio, qué breve la ocasión
para el modelo civil y para la importancia
entre la imprecisión del agua y
la trivialidad de la arena,
qué pronto se termina el animado viaje
entre el antojo leve y la aversión profunda,
la sustancia sin rumbo y el hueso inmóvil:
al término de cualquier día venturoso
recuerda que el fuego y el hielo
no están nunca más allá de un paso
de la ciudad templada; sólo estamos
a un instante de ambos.

Pero si no lograses conservar tu corona
y, al igual que tu padre antes que tú, llegas al punto
donde el pensamiento acusa y el sentimiento se burla,
ten fe en tu dolor: elogia a las ardientes piedras
por su desecación de tu lujuria,
dale gracias al amargo tratamiento de la marea
por su disolución de tu orgullo,
que el remolino disponga de tu voluntad
y que el diluvio la suelte para encontrar
la primavera en el desierto, la fértil
isla en el mar, donde la carne y la mente
se libran de la desconfianza.

(...)

.....

(...)

THE SUPPORTING CAST, SOTTO VOCE

   (...)

   ALONSO

Dear Son, when the warm multitudes cry,
Ascend your throne majestically,
But keep in mind the waters where fish
See sceptres descending with no wish
To touch them; sit regal and erect,
But imagine the sands where a crown
Has the status of a broken-down
Sofa or mutilated statue:
Remember as bells and cannon boom
The cold deep that does not envy you,
The sunburnt superficial kingdom
Where a king is an object. 

Expect no help from others, for who
Talk sense to princes or refer to
The scorpion in official speeches
As they unveil some granite Progress
Leading a child and holding a bunch
Of lilies? In their Royal Zoo the
Shark and the octopus are tactfully
Omitted; synchronised clocks march on
Within their powers: without, remain
The ocean flats where no subscription
Concerts are given, the desert plain
Where there is nothing for lunch.

(...)

So, if you prosper, suspect those bright
Mornings when you whistle with a light
Heart. You are loved; you have never seen
The harbour so still, the park so green,
So many well-fed pigeons upon
Cupolas and triumphal arches,
So many stags and slender ladies
Beside the canals. Remember when
Your climate seems a permanent home
For marvellous creatures and great men,
What griefs and convulsions startled Rome,
Ecbatana, Babylon.

How narrow the space, how slight the chance
For civil pattern and importance
Between the watery vagueness and
The triviality of the sand,
How soon the lively trip is over
From loose craving to sharp aversion,
Aimless jelly to paralysed bone:
At the end of each successful day
Remember that the fire and the ice
Are never more than one step away
From the temperate city; it is
But a moment to either.

But should you fail to keep your kingdom
And, like your father before you, come
Where thought accuses and feeling mocks,
Belive your pain: praise the scorching rocks
For their desiccation of your lust,
Thank the bitter treatment of the tide
For its dissolution of your pride,
That the whirlwind may arrange you will
And the deluge release it to find
The spring in the desert, the fruitful
Island in the sea, where flesh and mind
Are delivered from mistrust. 

(...)

   (W.H. Auden: "El mar y el espejo", Bartleby Editores, 2001, pp. 37-41. Traducción de Antonio Fernández Lera)

Diario (42)

13 de mayo, 2014.

   Fallece la presidenta del Partido Popular leonés tiroteada por "fuego amigo", ese macabro eufemismo que suele utilizarse en las guerras cuando las muertes se producen dentro del mismo bando. Hasta donde yo sé a manos de una ejemplar familia castellana: el padre inspector de policía, la niña ingeniera y militante activa de la derecha, etc... Difícil relacionarlo con los escraches, que, se esté a favor o en contra, son otra cosa, pero se está intentando por todos los medios, poniéndose incluso en tela de juicio por algunos que se trate de una venganza personal, sino de una acción "vinculada al cargo" (Isabel San Sebastián dixit). Bueno, las venganzas personales se llaman así porque están dirigidas a una persona en concreto, con independencia de si el desencuentro que las motiva se produce en un bar o en el despacho. O sea, que tienen un nombre propio y las desencadena un hecho en particular, o una acumulación en el tiempo de varios relacionados con la misma persona. Me voy a cargar a Mengana porque me ha hecho tal y cual, punto; no me sirve el mismo cargo del mismo partido en Zamora o en La Rioja, o quizá otra señora que eventualmente pudiese ocuparlo en la misma provincia. A la que odio hasta el punto de apretar el gatillo es a ésa y a nadie más en la agrupación política, de la que en realidad soy votante...

   Ocurre que hay un enorme interés en separar determinados actos de la gente que los lleva a cabo, de su voluntad de hacerlo. Los despidos masivos, por ejemplo, suelen considerarse meras decisiones empresariales, tomadas por personas jurídicas o incluso por números y porcentajes y no por seres humanos concretos, que casi da la impresión de que operan para ejecutarlas sin que influya para nada su raciocinio, como autómatas que aplican los dictados de unas gráficas y unas previsiones. Los números son como pequeños dioses que se manifiestan para pedir sacrificios de ganado por las pérdidas, divinidades pitagóricas cuyos deseos interpretan los sacerdotes del asunto y todos debemos cumplir sin cuestionarnos si tiene o no algún sentido hacerlo, o qué propósito último encierran tales órdenes, cuál es el paraíso que nos espera. Así que cuando algún eslabón se rompe de manera violenta el estupor y la confusión están servidos y empieza la herejía para los elegidos devotos, para los creyentes en la precisión ciega y evidente del sistema; la barbarie que podría destruir el equilibrio social. Por eso quizá a algunos les cuesta entender que se trate sólo de "una venganza personal": lo ven como un desafío en toda regla al orden natural, a la casta que aplica los mandatos de los Mercados sin pasión ni sentimiento alguno, con una asepsia casi hospitalaria. Como quien sencillamente hace una división, ya sea de cifras en un papel o entre los que van a salvarse y los que no. No existe, pues, responsabilidad de hecho o derecho, ni deberían existir por tanto consecuencias en sus acciones, porque vienen condicionadas por un poder superior a ellos mismos y que no pueden controlar, que simplemente obedecen a su pesar a veces y siempre por un bien y un fin más elevados. La muerte que vemos cada día nunca es para ellos, en definitiva, algo personal. Sólo política nacional o de empresa...

viernes, 9 de mayo de 2014

Diario (41)

9 de mayo, 2014.

   Siempre había considerado que la figura del ex comunista no estaba convenientemente estudiada. Son multitud; y aunque no tengo acceso a los archivos del Partido - ni los consultaría en caso de poder, las cosas como son - apostaría a que los apóstatas superan con mucho a los afiliados en la vida real, y no digamos ya en la televisión. En este país ha habido hasta ministros que se declararon en público rotundamente ex comunistas. Es revelador el caso de Josep Piqué durante el azanarismo, que en una conmovedora locución a las juventudes del Partido Popular, los pepinos, reconoció su militancia en la famélica legión a modo de aviso a navegantes o más bien como advertencia a los incautos. Pese a las apariencias y su elevada posición de entonces le había ido fatal, un horror, nunca se había visto tanto moco en un congreso. Aún tenía pesadillas, y pesadillos tipo che qué vara que le seguían llamando para participar en cursos sobre marxismo. Algo estremecedor de verdad. Claro que no es el único, ni mucho menos. No podría asegurarlo, pero creo que en Asturias es hasta un requisito para presentarse a Presidente del Principado el haber estado enredando en el PCE durante la mocedad. Es como la cantera del Sporting, Mareo, aunque para marear en el campo de la política en lugar de en los de fútbol. Allí se forman para tocar bien las pelotas. Entre los tertulianos habituales de la derecha mediática abundan que es una barbaridad. Parece una convención más que una convicción. Todos estuvieron allí antes de caerse del caballo, en sus principios, y lo confiesan sin pudor para constatar precisamente que saben de lo que hablan, que pasaron por el tubo y retuvieron. Pío Moa, el artista anteriormente conocido como miembro de los GRAPO, es quizá uno de los ejemplos más esclarecedores, aunque desde luego no el único. Muchos vacían su conciencia de pronto y sin venir a cuento, sosteniendo no tener ya ninguna clase mientras el resto de los contertulios asienten en sus asientos.

   Por eso ayer me llevé una pequeña alegría cuando leí un antiguo artículo de Vázquez Montalbán sobre el tema en su libro "El escriba sentado". Descubrí que mis temores eran infundados, y que ya intelectuales de relieve se habían ocupado del asunto. Él mismo, que sin duda lo era; aunque cita también obras de referencia y en particular un soberbio retrato de Isaac Deutscher en su libro "Herejes y renegados", publicado en 1955. Copio un fragmento porque es magistral: "La legión de los ex comunistas no marcha en estrecha formación. Está desperdigada y ofrece un espectro amplio y prolongado. Sus miembros se parecen mucho los unos a los otros, pero también difieren. Tienen rasgos comunes y características individuales. Todos han abandonado un ejército y un campamento: algunos como objetores de conciencia, algunos como desertores, y otros como moderadores. Unos cuantos se aferran serenamente a sus objeciones de conciencia, mientras que otros reclaman vociferantemente comisiones en un ejército al que se han opuesto de un modo encarnizado. Todos ellos llevan sobre sí pedazos y andrajos del antiguo uniforme, complementados con los más fantásticos y sorprendentes trapos nuevos. Y todos llevan dentro de sí sus comunes resentimientos y sus reminiscencias individuales".

   Cierto: el ex comunista de pro es un poco como un divorciado que reclama pensión intelectual, y hasta económica a veces, por el hecho de serlo. Me sorprende que no existan todavía organizaciones para apadrinarlos (oficiales quiero decir). Durante la Guerra Fría se les ofrecía asilo inmediato a los que huían de la Unión Soviética (si bien no todos eran ex comunistas, algunos nunca lo habían sido) cosa que me parece fenomenal, porque creo que cada cual debería poder residir donde mejor se encuentre sin que le reciban a balazos de goma como se hace ahora; claro que, sobre todo, me refiero al que es ex comunista en países que no lo son. Da la sensación de que muchos reclaman un plus por haber transformado en su particular diccionario revolución en evolución, y haber así purgado, con una sola erre de menos, tantos errores de más. No existe ninguna otra ex ideología que proporcione tanto caché (igual que podría decirse que, como ideología, ninguna produce tantos cacheos). Un tema fascinante sin duda en el que creo que habría mucho que ahondar...

jueves, 8 de mayo de 2014

Diario (40)

8 de mayo, 2014.

    Hace un par de días estuve viendo un documental sobre Ucrania para ver si podía aclararme un poco con la situación que se está creando. Por supuesto no lo conseguí. La gente que parecía más cabal, así centrada y decente, transmitía más perplejidad y temor que otra cosa; y los del género bengalas y venganzas generacionales pues un poco lo de siempre: que tenían una bandera con un ave rapaz del tatarabuelo y que estaban dispuestos a fostiar a muerte a cualquiera que llevase otro estandarte. Mucho discurso y poco discurrir en definitiva. Había incluso unos que decían luchar por "una Europa blanca". De los patrioteros a dolor. Siendo de donde son pensé que con un poco de suerte tal vez se referían a extender por todo el continente la nieve, tan típica y característica de allí... Pero me da que no, que buscaban sus victorias por otros derroteros. En realidad eran, simple y llana la mente, nazis. Y conste que lo digo sin ningún apasionamiento, como quien ve una circunferencia gruesa de caucho con el centro metalizado y afirma que se trata de una rueda de coche. Cierto que podría también ser de tractor (la rueda, no yo: dios me libre con la mala leche que se gastan ésos con todo lo que sea detractor). Aunque nazis de libro, vamos, con las mismas visiones y misiones metafísicas. No había manera de sacar nada en claro, ni con subtítulos.

   La prensa tampoco es que aclare mucho. Los muy tiburones hablan de tuberías, de los potenciales problemas en la distribución del gas y los numerosos inconvenientes que podrían darse en las estufas de las capitales europeas - y no digamos ya en las estafas de los capitales, que también. Pero nasti de profundizar, de indagar en la indignación; cuentan otra película de buenos y malos, de las fuerzas de la libertad contra los pérfidos separatistas periféricos, prorrusos encima, y ya está todo explicado, hasta a qué partido tienes que animar. Nadie parece haberse dado cuenta de que todo es en el fondo una chifladura monumental, y que como dijo un día una señora nada hay que no pueda remediar un buen butanero.

   En serio, llega un momento en que todas las coartadas políticas que se usan se quedan cortas para justificar determinadas situaciones. Las miras con calma y sólo ves una enorme patata caliente. Si les quitas la monda, que siempre la hay, lo que te encuentras es más puré que pureza, un conglomerado pastoso de estupidez y codicia de los que queman a cualquiera que intente probarlo, o edificios enteros incluso. Pero ahí se acaba: ni sabiduría, ni dignidad, ni belleza, ni pollas heráldicas volando hacia el blanco futuro. Sólo gilipollez en estado de ebullición, y sus sempiternas víctimas, que si acaso son lo único por lo que merece la pena seguir cavilando sobre todas estas memeces de niños caprichosos y adocenados con sus ideologías de mierda. Lo que pasa en Ucrania es lo habitual: que somos idiotas congénitos, y más aún con gentíos, y que a causa de esa lamentable tara es muy posible que acaben muriendo muchas personas como suele suceder. Pero nada más. Ni pizca de sentido en cualquiera de las direcciones... Sólo grupos de exaltados voceras pretendiendo tener razón. Los más manazas amenazando con arreglarlo todo.

 

martes, 6 de mayo de 2014

Diario (39)

7 de mayo, 2014.

   Me encuentro, en un libro de Astrana Marín, una carta de Quevedo al duque de Osuna que no tiene desperdicio. Un texto magnífico, y supongo que célebre para los estudiosos, aunque yo que no lo soy nunca lo había leído. En esa época el duque aspiraba al virreinato de Nápoles, y había enviado al escritor, su mano derecha, a reclutar apoyos, o a pollos, que le favoreciesen en sus pretensiones, ofreciéndoles a cambio, como es habitual en tales campañas, cargos y recompensas. Lo que normalmente se llama sobornos, y eufemísticamente sobresueldos o gastos de representación. Por supuesto Quevedo se movió con diligencia, o a caballo, no lo sé, pero desde luego se puso en marcha y es en esta misiva donde le da noticia de cómo van sus gestiones. El retrato que hace de la fauna y maniobras políticas de entonces es insuperable, escueto, inteligente y hasta con fogonazos de genial humorismo. Muy en su línea. Explica con largueza por qué el tipo acabó convirtiéndose en un clásico, teniendo en cuenta también que se trataba de correspondencia privada, absolutamente confidencial, y que de ningún modo podía ser publicada o conocida siquiera por cualquiera que no fuese su legítimo destinatario. Representa, por así decirlo, su dicción y su talento naturales, sin aspavientos o gestos para la posteridad. Lo más parecido que puede darse en literatura a una conversación íntima y forzosamente discreta, o clandestina incluso.

   El caso es que me recordó a toda esa multitud de papeles y mensajes comprometedores que andan circulando por ahí en estos últimos tiempos. Las similitudes son evidentes, aunque no lo son menos las diferencias. Hoy esta clase de labores las ejecutan auténticos ñus iletrados, y se nota en las notas; nada más que una tropa de farfulladores con faltas de ortografía y por supuesto de estilo: un desastre vergonzoso. No digo yo que vayan a ser todos quevedos o cardenales mazarinos, vale, pero joder, ¿cuatro siglos de evolución del chanchullo político y no son capaces más que de anotar cuatro siglas? "F.A.C   30.000", ¿qué cojones es esa chapuza? Hasta leído por un inglés tendría un fondo más elegante. En este país no queda ya ni el consuelo, o hasta la pequeña grandeza, de la estética. Habría que exigir corruptos con una formación básica al menos, módulos urgentes en la U.G.T. Luego todos estos tinglados salen a la luz y somos el hazmereír, se cachondean en Europa y nos quitan la soberanía por precaución - que la majestuosidad ya nos la ventilamos nosotros sin ayuda. Y no son los sobres, ojo, que en todas las patrias se reparten; son los sobrazos, la manifiesta incompetencia hasta para sacar la basura sin hacer el ridículo y quedar como la gocha. Fotocopias garabateadas y con borrones nos presentan y representan... yo alucino. Que lean y que aprendan:

   "Excelentísimo señor: Yo recibí la letra de los treinta mil ducados de once reales, y la hice aceptar luego; y, como al descuido, he hecho sabidores de la dicha letra a todos los que entienden de esta manera de escribir. Ándase tras mí media Corte, y no hay hombre que no me haga mil ofrecimientos en el servicio de Vuestra Excelencia; que aquí los más hombres se han vuelto putas, que no las alcanza quien no da.

   Es cosa maravillosa: para los porterillos ha sido un attolite portas; para los oídos, un encanto; para los ojos, un hechizo, y para mí un temblor notable. Y aseguro a Vuestra Excelencia que, en lugar de alargarme, me he arrugado con el dicho dinero, como pergamino al fuego. A todos los tengo con esperanzas; hágoles gestos de dádiva; hablo palabras con barriga, preñadas; y sospecho que si Vuestra Excelencia me envió treinta mil, le he de volver treinta mil y tantos.

   Va de piojo, y Vuestra Excelencia empiece a rascarse que yo empiezo a comer. Señor, según yo veo, adelante ha de haber tiempo de untar estos carros para que no rechinen; que ahora están más untados que unas brujas... 

   Por estas razones digo que con los treinta mil no sólo me apiojo, pero me aliendro, de manera que a hombre vivo no pienso, sin particular orden de Vuestra Excelencia, dar un maravedí. A aquella persona daré la cadena, después que haya visto cómo acude a lo que aquí se ofreciere del servicio de Vuestra Excelencia; que verdaderamente sirve y ha servido, y así me lo ha asegurado don Andrés Velázquez, y en lo del corso hizo la mayor parte. Yo le tengo muy contento, y a Federico más amigo de Vuestra Excelencia que nadie y más apasionado, porque se hace lenguas en las cosas de Vuestra Excelencia. 

   El marqués de Siete Iglesias no sólo me dio audiencia, pero me enseñó toda su casa, haciéndome mil favores: es apasionadísimo amigo de Vuestra Excelencia, y muy seguro, y se holgará para su camarín con algunas cosillas de Levante. 

   El Padre confesor está finísimo; yo deseo que Vuestra Excelencia le envíe alguna niñería para la celda; que de Vuestra Excelencia la recibirá y la estimará. Pienso hará ruego a Vuestra Excelencia para algunas personas en Nápoles; yo le he asegurado que Vuestra Excelencia sólo desea que se ofrezca alguna cosa de su gusto.

   Y juro a Dios que con sólo amagarles con los treinta mil no me ha de quedar hombre en pie, y que he de andar como diestro: que he de señalar las heridas y no las he de dar, porque no me han hecho por qué.

   Gran cosa es, aunque no se dé, saber que lo hay. Juro a Dios que parece que hay jubileo en mi casa, según la gente que entra y sale; más séquito tengo yo que un Consejo entero, y hame sido de grande autoridad y reputación el negociar". 

   (en Luis Astrana Marín: "La vida turbulenta de Quevedo", ed. Gran Capitán, 1945, pp. 223-224) 

   

Diario (38)

6 de mayo, 2014.

   Empieza a notarse el bochorno. El que anuncia el verano y también las elecciones europeas. Con los años la propaganda política cada vez se parece más a uno de esos popurrís de grandes éxitos, de mendas y donmendos cantando sus alabanzas, abalanzándose sobre el personal en el mercado de carne para darles un buen magreo y hasta un folleto si quieren. Cualquiera puede entender que es mejor ser un idiota dirigido por sabios que un sabio dirigido por idiotas, pero parece que siempre hay un porcentaje suficiente de personas que no están dispuestas a aplicar esta ecuación en la práctica. Quieren que ganen las gangas y votan lo más barato, o lo que se anuncia en la tele. Es así de simple. No hace falta recurrir a complejas explicaciones sociológicas: basta con repetir insistentemente que fulano es el candidato que mejor blanquea, o que ese tufo a mierda es en realidad fresco olor a pino recién plantado; porque el debate va como de váteres al final, es el mismo mecanismo que se usa para elegir una lejía. Mira qué limpieza, qué transparencia, cómo brilla todo y te reflejas con nuestro producto. Puedes hasta chupar del bote con moderación.

   A día de hoy es poca la diferencia entre un programa electoral y el de una lavadora. A un lado va el suavizante y en el otro el detener gente; le das al botón para que todo gire bien rápido y ya está lista la colada. No hay nada que entender, sólo se tiende así cogido con pinzas, unas cuantas camisas del color que sea o incluso una gran bandera cara al sol para que rabie la patria vecina. Luego, cuando ya todo esté seco otra vez, viene la plancha, ordenar y guardarlo todo bien sometido en el cajón de siempre... La única diferencia, quizá, es que los electrodomésticos al menos traen garantía por uno o dos años, y que quienes los arreglan se llaman técnicos, no tecnócratas. El pulsador luminoso que pone "demo", por otro lado, tampoco significa democracia. O eso creo.