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lunes, 9 de diciembre de 2013

Diario (6)

9 de diciembre, 2013.

   Ayer comimos en casa de mi primo Suso, cerca de Alpedrete. Mi otro primo gallego, Francisco, acaba de mudarse a Madrid, y aprovechamos para tener una pequeña reunión. A Fran llevaba sin verle años; la última vez no era ni adolescente, y ahora trabaja en una inmobiliaria. En nuestro primer encuentro la semana pasada le reconocí de milagro.

   No sé si Rábade, el pueblo donde nació mi padre, habrá cambiado tanto también. Supongo que no mucho, allí las cosas solían ir despacio, claro que en los últimos quince años se ha acelerado todo hasta el delirio así en general. De hecho Francisco me comentó que andaban construyendo y derribando, y luego construyendo y volviendo a derribar, casetas de pulpo en el campo da feira. "¿Y para qué?". "No lo sé, ni idea. Para gastar os cartos... Están locos". Podría decirse que el campo da feira era el centro neurálgico de la población, junto con la plaza. Allí se desarrollaba la llamada vida social. La plaza, recuerdo, tenía el diseño más básico que pueda imaginarse: un cuadrado exacto dividido en cuatro sectores o más bien grandes losas de hormigón con unos pocos árboles y bancos circundándola, totalmente simétricos y rudimentarios. Sin el menor ornamento además, ni una placa siquiera dedicada a algún fascista ilustre. Pura sobriedad. Sin embargo parece ser que ya la han "arreglado" también, los mismos de las casetas locas. Han puesto una fuente enorme que de cuando en cuando se desborda inundando las casas vecinas, y suelo de madera en el que hay unos trompazos criminales cuando hiela. "No te rías", me contó Francisco," que ya se han escarallado unos cuantos". En fin... cosas de estos tiempos que corren o vuelan o cualquiera sabe. De todo menos andar como dios manda: sin rompernos las crismas.

   Estadísticamente no hay muchos megalómanos severos, con averías serias, aunque cuando coinciden todos en un mismo grupo político hay que empezar a preocuparse. En especial en una tierra como Lugo, donde lo más característico y hermoso de su arquitectura es la sencillez. El emblema de la capital, sin ir más lejos, es su muralla, construcción eminentemente práctica y elemental, mucho más amiga de la roca desnuda y bien robusta que del revestimiento rococó. Y lo mismo ocurre con su casco viejo, donde el empedrado, los pequeños soportales, las galerías y demás virguerías urbanas, son de una simplicidad maravillosa y eficaz. Uno de los escritores más destacados que han dado esos contornos, el mindoniense Álvaro Cunqueiro, tenía una curiosa afición: coleccionaba ecos. Tocaba las palmas bajo los arcos más señeros de Galicia para escucharlos y clasificarlos después. Puede parecer la típica boutade de artista, si bien Cunqueiro no iba de ese palo; se trataba de un hombre muy de la época. Cuando quería hacer el gilipollas se afiliaba a Falange, que para eso estaba... pero oír y catar con calma las resonancias en la arquitectura ancestral era algo fundado y de interés. Yo mismo descubrí lo que era el eco bajo un puente sobre el Miño. Mi padre me llevó con cuatro o cinco años y me lo enseñó. Ni siquiera conocía la palabra y de pronto me vino cuadruplicada, reverberante. Desde entonces, en mis paseos por allí, siempre me adentraba a posta en un puente para probar su acústica, si era o no de los que tenían eco y hasta qué punto. Me parecía como hipnótico. Así que, cuando años más tarde leí aquella inclinación del de Mondoñedo, no solo me quedé con la copla, sino que la comprendí profundamente. Galicia es el lugar con los ecos más hermosos del mundo. Como el propio autor explicó ya no se sabe si son palomas o ángeles lo que se echa a volar entre esas casas de piedra plana y oscura, de piedra abuela. Qué suelos de madera resbaladiza ni qué pollas...



 

2 comentarios:

  1. No sabía lo de los ecos de Cunqueiro, yo también los busco. De momento me quedo con el primer ojo del puente de Puente del Arzobispo en Toledo. Espero poder grabar allí.
    Sigue despertándonos las ánimas de esta forma Pablo.
    Zapi

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  2. Gracias Zapi. Lo mismo digo hombre... Al parecer Cunqueiro tampoco iba solo. Le acompañaban otros cuatro. El viernes nos veremos...

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