La luz. La tarde. El hombre.
El rebaño y el perro que regresan.
Las chimeneas que asoman sobre
octubre.
El pueblo y su silencio azul de cal y hortensias.
Vale la pena ser mortal y carne.
Tanta beatitud - un mirlo canta -
merece nuestra ausencia.
(Aurelio González Ovies: "Esta luz tan breve [Poesía, 1988 - 2008]", ed. Saltadera, 2008, pp. 176)
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