Vuelve el afilador, su chiflo
hoy en en medio de la tormenta, otra tormenta,
otra ciudad.
Y me despojo de mi alma, o lo que sea
y se la entrego
pero él me dice que no puede
hacer nada
que espere a que pase
el hojalatero
que
tal vez
me la pueda remachar.
(Felipe Zapico: "El ladrón de peras", ed. Origami, 2013, pp.78)
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