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martes, 26 de febrero de 2013

Un poema de Adrienne Rich.

De ti regreso a casa con el primer destello de la primavera,
mientras resplandecen los anuncios conocidos,
el "Pez dorado", la "Casa de descuento",
la zapatería... Arrastro esta bolsa de comestibles,
me precipito al ascensor, donde
un compuesto y estirado hombre maduro
casi me cierra la puerta en las narices. "Por favor. ¡Deténgala!",
le grito. - "¡Histérica!", él masculla a mi lado.
Me arrastro a la cocina, dejo la compra,
preparo café, abro la ventana,
pongo el disco de Nina Simone Here Comes the Sun...
leo la correspondencia, saboreando un delicioso café,
escuchando espléndida música,
y ligero y cargado, mi cuerpo sigue aún lleno de ti.
Entre las cartas cae una fotocopia de algo escrito
por un hombre de 27 años, un rehén torturado en prisión:
He sido objeto de una tortura tan sádica en mis órganos sexuales
que el dolor me mantiene en constante desvelo.
Haz cuanto puedas para sobrevivir.
¿Sabes? Pienso que los hombres aman la guerra.
Y mi ira irremediable, mis incurables heridas
estallan abiertas por las lágrimas, lloro sin consuelo,
y ellos aún controlan el mundo,
y tú no estás ahora en mis brazos.

     (Adrienne Rich: "Antología poética 1951 - 1981", ed. Visor, 1986, pp. 87. Traducción de Myriam Díaz-Diocaretz).

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