Etiquetas

viernes, 26 de septiembre de 2014

Diario (65)

26 de septiembre, 2014.

   Supongo que la política actual se parece bastante a la telequinesia, y en realidad cuando se ejercen se ponen caras muy semejantes. Esa expresión de voy a arreglar el país es idéntica a la de voy a desplazar un plato sin tocarlo, clavada, con la salvedad de que telequinésicamente hablando un país no es nada, y políticamente lo es todo. Los famosos salvapatrias son un poco como los tíos que doblan cucharas, y de hecho hasta sería un buen título para su show. Parece que están ahí muy concentrados, emitiendo poder, alterando el sistema cósmico con sus rayos o sus rollos, pero al final lo único que pasa, en el mejor de los casos, es que te inutilizan la cubertería o la cobertura sanitaria, depende. Y ni siquiera está demostrado que se ahorre energía o tiempo con ellos; y no digamos ya dinero...

   No negaré que si uno de esos asteroides distraídos fuese a impactar contra la Tierra la telequinesia podría ser útil. En una situación así o tienes una buena telequinesia o te jodes. O ante una glaciación, yo qué sé, para traer objetos del exterior sin tener que sufrir el frío o si te estás congelando en serio. Vale. ¿Pero la política actual? ¿De qué nos serviría? Intentarían recortar los glaciares, y de hecho creo que ya están en ello preventivamente, o convencer al meteorito de que le sale más rentable chocar en Andrómeda... Puestos a elegir, y desde un punto de vista puramente hipotético o hipotecario, la telequinesia mucho mejor, dónde va usted a parar. Por mucho que se parezcan, en la práctica tiene ventajas y genera mentes muy superiores.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario