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martes, 22 de enero de 2013

Mis tiranos favoritos (10).

     "RAMFÍS" TRUJILLO

      Corría el año 1961. El patriarca del clan Trujillo, Leónidas, recién blanqueado, se dirigía a desflorar a una chiquilla en su Casa Caoba. Aunque no pudo consumar, ni siquiera con su alma al final. Por el camino un comando con ganas de armarla le tendió una emboscada y le frió a tiros, rematándole para hacer la gracia con su propio revólver, un 38. A continuación le metieron en el maletero de un Chevrolet, con toda la sangre azul por ahí desparramada, y le abandonaron a su suerte, que no parecía muy buena ese día, hasta que la policía le encontró. Como se trataba de la República - o lo que fuese durante su Era - Dominicana, se apresuraron a componer un merengue: "El pueblo celebra / con gran entusiasmo / la Fiesta del Chivo / el 30 de mayo". Pero nasti de trincar a los asesinos.

     Su hijo Ramfís (bueno, es un decir, porque en realidad se llamaba de otro modo y lo había engendrado un cubano casi casual, muerto años más tarde en circunstancias misteriosas)... su heredero principal, para aclararnos, vivía en el extranjero, a causa de su desmedido amor a la patria. Coronel a los tres años - o cinco dependiendo de la versión -, general de brigada a los nueve, no pudo soportar tanta pasión por el país y como es lógico se volvió loco de los que van de casaca a los cócteles. Tuvieron que ingresarle en varios sanatorios de Europa para sacarle fuera lo que fuera que tuviese, que desde luego era serio, a base incluso de sesiones de electroshock... ¡y apenas tres años antes!. Conque al enterarse del magnicido no voy a decir que se le fuese la pinza, porque la ropa ya no la tendía hace tiempo, pero sí que lo suyo entró en una fase más de quitarse la máscara, de masacrar. Algo de verdad maligno. Cogió un avión de inmediato y se encontró al padre putativo ahí hecho un monigote de magnate, rodeado de bloques de hielo para que no se pudriese por fuera. Entonces juró venganzas a dolor: "Seré tan implacable como papi", bramó, y se enfundó el famoso 38 para llevarlas a cabo con él, vestido de general caribeño. Se inició a partir de ahí un período de auténtico terror: Ramfís contra todos. Hubo incluso niños de cuatro años sospechosos de colaboración, hacinados con otros al azar en verdaderas pocilgas. Un tipo murió de un infarto cuando le dijeron que la carne que acababa de comerse era de su hijo - así de bien le habían sentado al coco las terapias europeas. Hasta que por fin pudo balear a buena parte de los revoltosos (sólo uno se salvó) usando como colofón el revólver. Fue un 18 de noviembre, en la llamada Hacienda María. Como mami.

     Además de organizar violaciones en grupo y asesinatos masivos también tenía su cara amable, como bipolar de grado - y degradado a dolor - que era. En Hollywood le adoraban, se había convertido en todo un personaje de la farándula. Tuvo un short affair con Joan Collins según la prensa rosa, otro más prolongado al parecer con Kim Novak, y andaba por ahí obsequiando con visones y mercedes de todo tipo a la gente guapa, si eran mujeres mejor. En la época había una pegatina para parachoques en Los Ángeles que ponía: "Este automóvil no es un regalo de Ramfís Trujillo". En fin, que bordaba más el papel de galán latino de los tinglados, con bigotillo incluido, que el de ascético pastorcico de la patria. Él mismo se describía como idealista, susceptible y sentimental; de los que les da el síncope con la cope y te redecoran el país en un pispás, a zambombazos de corazón. Tal vez por eso la gente había empezado ya a perder del todo la capacidad aguante, y más o menos se le espetó con todos los respetos que si se piraba al exilio pues fenomenal. No muchos países estaban por la labor de acogerle, aunque como de costumbre por allí resoplaba España para lo que hiciese falta. Total, entre las legiones de bolingas guiris y las aborígenes no iba ni a notarse un abollado más - aparte de que papi había sido de los primeros en apuntarse en su día al club de cepillos del Generalísimo, y había buena onda con Franco Bahamonde. O sea, que fue bienvenido... Baste decir que su hija Aída (el sobrenombre de Ramfís proviene al parecer de un personaje de esa ópera) se había bautizado en el Palacio del Pardo, con el régimen al completo en el banquete. Unos ocho años después de su llegada tuvo una muerte muy jodibudiense, para no defraudar a la afición. Se estampó en un Ferrari plateado contra el Jaguar de la duquesa de Alburquerque en Alcobendas - vamos, que lo intentas y no te sale. Los dos se fueron, aparatosamente según la prensa rosca, al otro barrio - que era, por otro lado, su destino. En su caso La Moraleja.

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