¡Miradla todos!... Está muerta...
¡Miradla!
¡Miradla!
Los que habéis vivido siempre arañando su piel,
removiendo sus llagas,
vistiendo sus harapos,
llevando a los mercados negros
terciopelos y lentejuelas,
escapularios y cascabeles...
y luego no habéis sabido conservar este viejo negocio que
os daba pan y gloria...
quisierais que viviese eternamente...
¡Pero está muerta!
Miradla todos:
los que habéis robado su túnica
y los que habéis vendido su cadáver.
¡Miradla!... Miradla
los eruditos y los sabios:
los traficantes de la cota del Cid
y del sayal de Santa Teresa.
Miradla,
los chamarileros de la ciencia, que vendíais por oro macizo,
botones huecos de latón...
Miradla.
Miradla,
los anticuarios,
los especialistas del toro y del barroco,
los catadores de cuadros y vinagre...
los castradores de colmenas que dabais cera a los cirios
y miel a los púlpitos...
los que levantabais en las plazas vuestros puestos de avellanas y
nueces vanas, y vivíais del rito hueco y anacrónico...
Los vendedores de bellotas para las gruesas cuentas
de los rosarios...
y los fabricantes de metales para las medallas y los esquilones.
Miradla
los poetas del rastro, de la cripta y la carcoma,
y los viajantes de rapé y de greguerías.
Miradla
los pintores de esputos y gangrena,
de prostíbulos y patíbulos,
de sótanos y sacristías,
de cristos disfrazados y de máscaras...
que preguntabais aturdidos:
Y si España se salva... y si España no muere,
y si España se quita la careta,
se limpia la cara
y abre la ventana...
¿qué pintamos nosotros?
Miradla
los que estáis negociando todavía
con el polvo,
con la carroña
y con la sombra.
Miradla
los dialécticos,
los sanguinarios,
los moderados,
los falsificadores de velones
y los mercaderes de tinieblas
que en cuanto escuchasteis esta oferta:
"Toda la sangre de España por una gota de luz"
gritasteis enfurecidos:
"No, no; eso es un mal negocio".
Miradla
los que vivíais de la caza y de la pesca del turista
y los vendedores de panderetas.
Miradla
los mastines del 98, que en cuanto ganasteis la antesala
dejasteis de ladrar,
pactasteis con el mayordomo, y ahora en el destierro
no podéis vivir sin el collar pulido de las academias.
Miradla
los grandes payasos ibéricos que hicisteis siempre pista
y escenario de la patria y decíais en el exilio: ¡Mi
España, la tierra de mi España! En lugar de decir:
¡La arena de mi circo!
Miradla
los constructores de ratoneras
y el gran inventor de la contradicción y la paradoja,
que se cogió las narices con su invento.
Miradla
los escritores de novelas y comedias que buscabais la
truculencia y el melodrama y ahora, después de tres años
de guerras y destrucción, habéis dicho: ¡Basta, ya
tenemos argumento!
Miradla
los copleros de plazas y mercados que tenéis ya el cartelón
pintado de almagre, las coplas hechas, la musiquilla y el
guitarrón.
Miradla
los gitanos que adorabais el burro viejo y llenabais de
flequillos y revueltos la capa y la canción para engañar al
toro y al payo...
¡Ya no hay feria en Medina, buhoneros!
[Poema escrito en 1939]
(León Felipe: "El poeta canta en el viento. Antología poética (1920 - 1969)", ed. Círculo de Lectores, 1998, pp. 93-95).
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