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martes, 20 de noviembre de 2012

Wittgenstein, el amigo desconocido.

  "(...) pasó en la escuela por un tipo raro, tanto más cuanto que exigía que sus compañeros lo tratasen de usted. (...)

  (...) fabricaba dragones voladores y globos cautivos. (...)

  En una carta (...) Russell escribía estas palabras  [1911]: Creo que mi ingeniero alemán está loco. Opina que no es posible conocer ninguna cosa empírica. Le invité a que admitiese que no había ningún rinoceronte en la habitación, pero se negó. (...)

  El 14 de julio de 1914 envió Wittgenstein a Ludwig von Ficker (...) cien mil coronas para que las repartiese (...) entre artistas austríacos carentes de medios de fortuna. (...) le rogó que no dijese de quién procedía el dinero. (...) Wittgenstein se mostró inmediatamente de acuerdo en que los poetas Rilke y Trakl recibieran veinte mil coronas cada uno (...). (...) el poeta Trakl, el cual, al recibir la noticia del donativo, sufrió un colapso nervioso; por desgracia no tuvo ocasión de hacer uso de las veinte mil coronas que le fueron regaladas. (...)

  En febrero de 1915 el poeta Rilke agradeció a Von Ficker el donativo con un poema dedicado al amigo desconocido".

(Wilhelm Baum: "Ludwig Wittgenstein", Alianza Editorial, 1988, pp. 48-71).

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